domingo, 26 de junio de 2011

LAS DIECISÉIS PREGUNTAS QUE MÁS ME HAN HECHO

1. ¿Por qué firmas con el pseudónimo de Blue Jeans y de donde sale?

Blue Jeans es el nick que utilizaba en los foros en la red. Lo tomé de una canción del grupo Sqeezer que se llama así (http://www.youtube.com/watch?v=uIN48CE6L_I). Sonaba el día que me metí en estos mundos y me gustó como sonaba el título. Luego, seguí con este sobrenombre en Fotolog. A Everest le gustó cuando decidió publicar la novela y como todos en las Redes sociales me conocían como Blue Jeans, con el pseudónimo me quedé. Y estoy contento por ello.

2. ¿Habrá tercera parte? ¿Para cuando?

Sí, habrá. Se llamará “Cállame con un beso” y será el final de la historia. Aún no tenemos fecha de publicación. Me queda todo el verano escribiendo.

3. ¿Cómo se te ocurrió empezar “Canciones para Paula”?

Antes de comenzar a escribirla, varias editoriales me habían rechazado una novela de misterio a la que puse mucha ilusión. No sabía si valía o no para esto. Entonces, aproveché el momento de las redes sociales, que en junio del 2008 sobre todo usaba gente joven. Día a día subía un capítulo de CPP y poco a poco la gente se iba enganchando y me pedía que siguiera escribiendo. Todo fue creciendo rápidamente y de manera asombrosa.

4. ¿Te sientes identificado con alguno de los personajes?

Los tres chicos de la primera parte tienen cosas mías, aunque no dejan de ser personajes de ficción. Es verdad que hay algunas cosas que he hecho yo personalmente, como lo de los cuadernillos o que hay semejanzas con mi vida en ciertos aspectos, pero la mayoría es ficción.

5. ¿Habrá película de Canciones para Paula?

Estamos contemplando esta posibilidad. Ojalá, por mí no hay problema y sería divertido ver CPP en el cine. Dependerá de que alguna productora se interese y presente un proyecto interesante a la editorial.

6. ¿Qué pasará después de CPP?

Estoy muy centrado en Cállame con un beso. Ahora mismo pienso solo en terminar la novela en los plazos que tengo para hacerlo. Luego, ya veremos. Espero continuar escribiendo novelas juveniles.

7. ¿Te gustaría escribir otro tipo de novelas?

Me siento cómodo en este género. Y creo que debo continuar en él. Tengo la novela de misterio ahí guardadita. Espero conseguir publicarla algún día también. Igual les gusta a las madres y padres de las seguidoras de CPP.

8. ¿Vas a venir a...?

De momento no voy a hacer más firmas. El verano será para escribir. He estado en treinta ciudades en un año y pico y necesito parar un poco. Cuando termine CC1B continuaremos viajando y espero visitar ciudades en las que aún no he estado como Coruña, Murcia, Santander, Cádiz, Ciudad Real...

9. ¿Cómo puedo contactar contigo por la red?

Tengo 135 cuentas de tuenti. Tres de ellas más personales, dos llenas. El lugar más sencillo para dar conmigo es Francisco Fernández González (foto principal una mía con un osito de peluche). En Facebook, soy Francisco de Paula Fernández y en Twitter, @franciscodpaula. A parte están las páginas oficiales en Facebook, Tuenti y twitter (@CpPaula) y nuestra web www.cancionesparapaula.com. Contesto a todo siempre que puedo.

10. ¿Cuál es tu personaje favorito?

A todos les tengo el mismo cariño. Soy más de escenas que de personajes. Con los dos finales me lo pasé genial y escribiendo el primer beso entre Paula y Ángel también.

11. ¿Cuánto tiempo le dedicas al día a todo esto?

Muchísimas horas. Vivo 24 horas pendiente de Canciones para Paula y todo el mundo que se ha generado entorno a él.

12. ¿Qué te parece que te comparen con Federico Moccia?

Genial. Un honor. Ojalá vendiera yo los millones de libros que ha vendido él, aunque no me puedo quejar, la verdad. Me parece un tipo muy simpático y que ha vuelto a relanzar la novela juvenil romántica. Me gusta su estilo, porque yo siempre he escrito parecido a como lo hace él: Frases cortas, capítulos cortitos con final intrigante, personajes muy definidos... aunque no es un referente para mí, sí que lo admiro. Incluso, yo mismo, le he regalado personalmente Canciones para Paula e intercambiamos correo electrónico. Todas las referencias que tengo de él son buenísimas.

13. ¿Cómo surgió la idea de la canción “Grita que me quieres”, BSO de Canciones para Paula?

Fue un gran amigo mío, Jaime Roldán, el que tuvo la idea. Hablamos un día por teléfono y me lo propuso. Jaime es un genio. Él compone canciones para muchos artistas y en quince días, junto a Jesús Domínguez, ya tenía la letra, la música y la cantante. Los dos pensamos en Robin para el tema, una cantante sevillana con una voz muy dulce. “Grita que me quieres” ha sido un éxito entre las seguidoras de CPP.

14. ¿Sólo leen tus libros chicas adolescentes?

Al principio, la mayoría eran chicas entre 14 y 18 años. Pero con el tiempo la franja de edad se ha extendido por arriba y por abajo. A las firmas, incluso vienen niñas de 11 y 12 años y universitarias enganchadas a los libros. También las madres se han unido a la aventura CPP. Ellas leen para ver que hacen sus hijas pero también para recordar sus años de adolescencia. Además, cada vez, más chicos leen Canciones para Paula.

15. ¿Te ha cambiado la vida después de cumplir tu sueño?

Sí, por supuesto. Mi vida es completamente diferente. Ahora todo es felicidad. Estoy en el momento más dulce de mi vida y me siento feliz. Sé que me queda mucho que aprender, que tengo que mejorar. Y los pies no se pueden separar del suelo. Me lo tomo todo con tranquilidad y con la mayor humildad. Estoy además, muy alegre por la gente que me quiere y que me ha apoyado durante este tiempo.

16. Un consejo para los que se quieren dedicar a escribir.

Paciencia, tranquilidad y no obsesionarse con publicar. Todo tiene su momento y las cosas hay que hacerlas poco a poco. Lo importante es divertirse escribiendo, hacerlo porque necesitas hacerlo. Publicar tiene que ser un premio, no el principal objetivo. No es sencillo, aunque si yo lo he logrado... cualquier persona puede conseguirlo.

GIRA DE FIRMAS POR EL NORTE: FIN DEL TRAYECTO

El jueves 23 de junio cerré la gira de firmas que comenzamos allá por el lejano mes de diciembre: Valladolid, Gijón, Oviedo (dos veces), Valladolid, Alicante, Valencia, Salamanca, San Sebastián de los Reyes, Vigo, Logroño, Cáceres, Barcelona, Almería, Granada, Torredonjimeno, Sevilla (dos veces), Córdoba, Zaragoza, Madrid (cuatro veces), Vitoria, Bilbao y Pamplona. Es para no creérselo. Hace menos de dos años nadie sabía que existía, quien era yo, y publicar un libro era una quimera. Y unos meses más tarde he recorrido toda España firmando cientos de libros y recibiendo el cariño y el apoyo de los seguidores de las novelas. Es un sueño.

21 Junio: Vitoria.

Tengo que reconocer que antes de este viaje no las tenías todas conmigo. Estaba cansado de los miles de kilómetros que llevo hechos este año y lo que me apetecía era parar y centrarme en el nuevo libro. Así que cuando el martes me desperté a las seis de la mañana, recién llegado de otro viaje de varios días, lo que menos me apetecía era pasar otros tres días fuera de casa sin parar de un lado para otro.
Sin embargo, en cuanto llegué a Vitoria todo se me pasó y de nuevo afronté la experiencia con la mayor de las sonrisas.
No conocía ninguna de las ciudades a las que iba a ir en esta visita por el Norte. Y tengo que decir que las tres me encantaron. Además, la gente es muy noble, muy natural y nos trató de forma espectacular.
Le tengo que dar las gracias en primer lugar a la editorial Everest por darme esta oportunidad. No solo por estos últimos días, sino por haber apostado por mí durante estos meses. Después, a Nuria, que me ha acompañado en esta aventura y tan bien se ha portado conmigo. Y finalmente, a los comerciales y delegados de cada zona. En esta ocasión, me permito particularizar en los tres que me han hecho la vida tan fácil en estos tres días: Aitor, José Ángel y Fernando. Tres personas sensacionales y con quienes lo he pasado fenomenal. Ha sido todo mejor gracia a ellos.
A Vitoria llegamos con prisas como siempre. Y después de una entrevista por teléfono para la COPE en el tren, cuando llegamos a la ciudad nos fuimos volando a los estudios de Onda Cero. Entrevista muy entretenida con Maider y para la librería Elkar, donde la tele local y el Diario de Noticias esperaban.
Esto de los medios de comunicación... soy licenciado en periodismo y suponía hace unos años que yo estaría en el otro lado. Sin embargo, me he acostumbrado bien a las entrevistas, las fotos... no es sencillo para alguien introvertido como yo. Pero comprendo que es parte del “trabajo” que ahora hago y lo intento llevar con la mayor naturalidad posible.
Tras una ligera comida con Aitor y Nuria, a base de ensaladas, revueltos y verduras, me quedé un rato haciendo cosas con el PC. Tenía material atrasado y necesitaba organizarme un poco. Aproveché el WIFI del lugar en el que comimos, mientras Nuria daba un paseo por la ciudad y Aitor solucionaba unos asuntos de trabajo.
Y a las 18.00 firma en Elkar.
Es sorprendente toda la gente que sigue yendo a las presentaciones. Incluidas tres madres, que en esta oportunidad, suplieron a sus hijas que estaban de viaje de fin de curso a Salou. A las chicas vitorianas les costó preguntar, pero luego en la firma fueron de las más simpáticas de todas las que han venido a las firmas. Hasta me llevé alguna idea para Cállame con un beso de un grupito de cuatro jovencitas a las que estoy muy agradecido. Gracias a todas!!!
Y no solo asistieron adolescentes, como se suele pensar. A las firmas cada vez vienen más universitarias!!
Fue un gran día.
Nada más terminar, cerca de las 20.30, nos esperaba José Ángel, que en coche nos llevó hasta Bilbao. Aunque antes... cenamos.
¡Madre mía lo que cenamos!
Aún estoy lleno de todo lo que comimos en un restaurante en el monte desde donde se ve toda la ciudad. Aquella chuleta gigantesca y aquel codillo... uff. Sudores cada vez que pienso en ellos.
Menos mal que el Hotel estaba cerca y pronto nos fuimos a descansar.

22 de junio: Bilbao.

Tras pasar calor en Vitoria, más de treinta grados, el miércoles despertamos con menos de veinte y una lluvia tímida que agradecí sobre manera. Qué alegría de clima.
Nuria y yo desayunamos en el hotel donde después nos recogió Fernando, otro de los comerciales de la casa. Un gran tipo con el que disfruté muchísimo.
Los tres dimos un paseo por Bilbao hasta llegar a la librería Elkar. Allí más entrevistas, de Radio Euskadi, Gara, EFE... y conocí a Chantal, nuestra embajadora CPP en Vizcaya. Una chica majísima, que además, le encanta el deporte. Especialmente, el tenis y el básket. Los dos somos Nadalistas, aunque ella en grado máximo.
Sobre las dos, comimos en un restaurante italo-asiático. A mí la comida japonesa no me gusta, así que me decidí por unos canelones, que estaban bastante ricos. Desde que me intoxiqué con unas ostras hace unos años, no tolero nada que sabe un poco a mar.
Luego, cogimos el coche de Fernando y subimos hasta uno de los montes que rodea Bilbao para ver la ciudad desde arriba. Me entusiasmó la ciudad, que esperaba más grande y menos moderna. Es pequeña comparada con otras grandes capitales españolas, pero tiene un encanto especial. Volveré, sin duda.
A las 18.00 teníamos programada la presentación en la librería. Llegamos un poquito antes. Y mientras las chicas iban apareciendo y llenando las sillas, Chantal y yo nos quedamos un rato hablando de libros. Ha leído muchísimo. Y la envidio. Me encantaría tener tiempo para leer, pero ahora mismo es imposible. Cuando tenga un año tranquilo me dedicaré de nuevo a devorar novelas. Las de Laura Gallego serán las primeras. Tengo curiosidad. Apenas he leído libros juveniles, pero creo que va siendo hora de que me ponga al día, ya que me he metido en este mundo.
La charla con los chicos de Bilbao fue más movida que la de Vitoria, en especial, por un grupito de niñas de once años que estuvieron divertidísimas. Además, había unos chicos amigos de ellas, de la misma edad, que alborotaron un poco la sala.
A las 20.15 nos metieron prisa en la librería para que termináramos, que tenían que cerrar. Y fin a una nueva firma. La trigésimo no sé cuantos.
Nos despedimos de Chantal, después de hacernos unas fotitos y al hotel a descansar, no sin antes cenar un pincho de tortilla en un bar del centro.
Bilbao quedará dentro de mi cabeza como uno de los mejores lugares en los que he estado este año.

23 de junio: Pamplona

Jueves. Último día de la gira CPP. Y mirando atrás, parece que Valladolid, en diciembre, recién salido “¿Sabes que te quiero?” está a años luz. Y no, solo hace seis meses. Pero han pasado tantas cosas...
Nos levantamos tempranito. Desayunamos en el hotel, por cierto genial el nuevo Sercohotel de Bilbao, y en autobús para Pamplona.
Era raro que no pasara nada en este viaje. Demasiado tranquilo. Y de repente, me doy cuenta de que no llevo el carnet de identidad en la cartera. Falsa alarma. Abrí la maleta en medio de la estación de autobuses y en el bolsillo del pantalón que me puse dos días antes, allí estaba. Susto, nada más.
En Pamplona nos esperaba Aitor, que no había dormido mucho porque su hija de un mes, no le había dejado. Aprendí mucho de bebés en la conversación que él y Nuria mantuvieron mientras tomábamos un café en un local cercano a nuestro hotel en tierras navarras. Ya me tocará a mí algún día...
A las 13.30 habíamos quedado con Andrea, la embajadora CPP de Pamplona. Así que teníamos tiempo aún de pasear por la ciudad. Me enseñaron las calles por las que corren los toros en San Fermín. Incluso, entramos en la librería La casa del Libro y Carmelo, un tipo extraordinario, autor de Everest también, me regaló su libro sobre una de las fiestas más populares del país. No voy a engañar a nadie, no soy taurino y los San Fermines no los sigo. Pero este hombre me transmitió un buen rollo tan grande que lo acepté encantado. Hasta me hice una foto con él y le dediqué un marcapáginas para sus sobrina que es una gran seguidora de “Canciones para Paula”. Le regalaré el libro a mi padre, que sí que le encantan estos temas.
Con Andrea y Marta, su amiga que la acompañó, nos reunimos en el Gaucho, el restaurante de otro autor de Everest, que también me regaló dos libros dedicados. La verdad es que todo el mundo me trató fenomenal en Pamplona. Nos comimos unos pinchos riquísimos, especialmente el de roquefort, y nos tomamos un mosto (bueno, yo no. Yo agua, como siempre).
No estuvimos mucho tiempo en el Gaucho porque teníamos mesa reservada en Niza, un restaurante moderno donde comimos genial. Allí los cinco pasamos un rato muy agradable y me dio tiempo a conocer un poco más a Andrea, una chica extraordinaria y a su amiga Marta, que hizo de coembajadora. Gracias por todo, chicas.
Después de comer, caminata por Pamplona, mira que andamos en cada ciudad que visitamos, y al Corte Inglés donde teníamos la presentación. Nos fuimos con una hora y pico de antelación ya que Nuria había cerrado dos entrevistas.
Paula, del Diario de Noticias de Navarra, y Silvia, del Diario de Navarra, me entrevistaron. Al día siguiente, ambos medios sacaron una página cada uno con la noticia de la presentación de ¿Sabes que te quiero? en Pamplona. Siempre es bueno para nosotros salir en la prensa o en la radio. Esta vez, además, acudió la tele, Popular TV, que nos hizo unas preguntas a Andrea y a mí antes de empezar.
Cinco minutos antes de comenzar, solo había diez personas en la sala que nos había habilitado el Corte Inglés y tuve un poquito de miedo de que en la última firma de la gira no hubiera mucha gente. Sin embargo, poco a poco fueron llegando y Pamplona se convirtió en el lugar del Norte donde más seguidoras acudieron. Soy feliz con que solo una persona se acerque a nuestras firmas, pero ver las salas llenas, da un plus de motivación y de imagen.
A las 20.30 terminamos.
Era el final de la gira CPP.
Y con él un cúmulo de sensaciones contrapuestas. Felicidad por el trabajo bien hecho, tristeza por poner el cierre a una experiencia tan increíble, ansiedad porque ahora me toca escribir sin parar... muchas cosas.
Nos despedimos de Andrea, Marta y Aitor, y Nuria y yo nos fuimos al hotel. Como no tenían servicio de habitaciones, decidimos irnos a cenar a la calle. Subimos un momento a la habitación y mientras la esperaba vi por la puerta de cristal del hotel como pasaban cuatro de las chicas que habían ido a la presentación. Las saludé, hablamos y terminamos los seis cenando en un Pans de la ciudad. Fue un rato muy divertido con Nerea, Andrea, Amaya y Adriana.
A las 22.45 llegamos de nuevo al hotel y a dormir.
Antes me despedí de Nuria ya que cogíamos trenes diferentes a la vuelta y ya no nos volveremos a ver en el verano. Se ha portado genial conmigo y espero que la promoción de Cállame con un beso sea tan genial como ésta.
Y así transcurrió el final de la gira de firmas.
Estoy cansado aún. Son muchos viajes, muchas horas de tren, avión, esperas, entrevistas, firmas... ser el centro de atención desgasta, sobre todo para alguien introvertido y tímido como yo. Pero lo llevo lo mejor posible y con la mejor de las sonrisas. Espero haber estado a la altura.

Ahora empieza una nueva etapa: dos meses en los que me dedicaré en cuerpo, alma y pensamiento casi en exclusividad a Cállame con un beso. Será duro. Una agonía dulce. Pero merecerá la pena. Seguro que sí.

Hasta la próxima!

GIRA DE FIRMAS POR EL NORTE: FIN DEL TRAYECTO

El jueves 23 de junio cerré la gira de firmas que comenzamos allá por el lejano mes de diciembre: Valladolid, Gijón, Oviedo (dos veces), Valladolid, Alicante, Valencia, Salamanca, San Sebastián de los Reyes, Vigo, Logroño, Cáceres, Barcelona, Almería, Granada, Torredonjimeno, Sevilla (dos veces), Córdoba, Zaragoza, Madrid (cuatro veces), Vitoria, Bilbao y Pamplona. Es para no creérselo. Hace menos de dos años nadie sabía que existía, quien era yo, y publicar un libro era una quimera. Y unos meses más tarde he recorrido toda España firmando cientos de libros y recibiendo el cariño y el apoyo de los seguidores de las novelas. Es un sueño.

21 Junio: Vitoria.

Tengo que reconocer que antes de este viaje no la tenías todas conmigo. Estaba cansado de los miles de kilómetros que llevo hechos este año y lo que me apetecía era parar y centrarme en el nuevo libro. Así que cuando el martes me desperté a las seis de la mañana, recién llegado de otro viaje de varios días, lo que menos me apetecía era pasar otros tres días fuera de casa sin parar de un lado para otro.
Sin embargo, en cuanto llegué a Vitoria todo se me pasó y de nuevo afronté la experiencia con la mayor de las sonrisas.
No conocía ninguna de las ciudades a las que iba a ir en esta visita por el Norte. Y tengo que decir que las tres me encantaron. Además, la gente es muy noble, muy natural y se portó con nosotros de forma espectacular.
Le tengo que dar las gracias en primer lugar a la editorial Everest por darme esta oportunidad. No solo por estos últimos días, sino por haber apostado por mí durante estos meses. Después, a Nuria, que me ha acompañado en esta experiencia y tan bien se ha portado conmigo. Y finalmente, a los comerciales y delegados de cada zona. En esta ocasión, me permito particularizar en los tres que me han hecho la vida tan fácil en estos tres días: Aitor, José Ángel y Fernando. Tres personas sensacionales y con quienes lo he pasado fenomenal. Ha sido todo mejor gracia a ellos.
A Vitoria llegamos con prisas como siempre. Y después de una entrevista por teléfono para la COPE en el tren, cuando llegamos a la ciudad nos fuimos volando a los estudios de Onda Cero. Entrevista muy entretenida con Maider y para la librería Elkar, donde la tele local y el Diario de Noticias esperaban.
Esto de los medios de comunicación... soy licenciado en periodismo y suponía hace unos años que yo estaría en el otro lado. Sin embargo, me he acostumbrado bien a las entrevistas, las fotos... no es sencillo para alguien introvertido como yo. Pero comprendo que es parte del “trabajo” que ahora hago y lo intento llevar con la mayor naturalidad posible.
Tras una ligera comida con Aitor y Nuria, a base de ensaladas, revueltos y verduras, me quedé un rato haciendo cosas con el PC. Tenía material atrasado y necesitaba organizarme un poco. Aproveché el WIFI del lugar en el que comimos, mientras Nuria daba un paseo por la ciudad y Aitor solucionaba unos asuntos de trabajo.
Y a las 18.00 firma en Elkar.
Es sorprendente toda la gente que sigue yendo a las presentaciones. Incluidas tres madres, que en esta oportunidad, suplieron a sus hijas que estaban de viaje de fin de curso a Salou. A las chicas vitorianas les costó preguntar, pero luego en la firma fueron de las más simpáticas de todas las que han venido a las firmas. Hasta me llevé alguna idea para Cállame con un beso de un grupito de cuatro jovencitas a las que estoy muy agradecido. Gracias a todas!!!
Y no solo asistieron adolescentes, como se suele pensar. A las firmas cada vez vienen más universitarias!!
Fue un gran día.
Nada más terminar, cerca de las 20.30, nos esperaba José Ángel, que en coche nos llevó hasta Bilbao. Aunque antes... cenamos.
¡Madre mía lo que cenamos!
Aún estoy lleno de todo lo que comimos en un restaurante en el monte desde donde se ve toda la ciudad. Aquella chuleta gigantesca y aquel codillo... uff. Sudores cada vez que pienso en ellos.
Menos mal que el Hotel estaba cerca y pronto nos fuimos a descansar.

22 de junio: Bilbao.

Tras pasar calor en Vitoria, más de treinta grados, el miércoles despertamos con menos de veinte y una lluvia tímida que agradecí sobre manera. Qué alegría de clima.
Nuria y yo desayunamos en el hotel donde después nos recogió Fernando, otro de los comerciales de la casa. Un gran tipo con el que disfruté muchísimo.
Los tres dimos un paseo por Bilbao hasta llegar a la librería Elkar. Allí más entrevistas, de Radio Euskadi, Gara, EFE... y conocí a Chantal, nuestra embajadora CPP en Vizcaya. Una chica majísima, que además, le encanta el deporte. Especialmente, el tenis y el básket. Los dos somos Nadalistas, aunque ella en grado máximo.
Sobre las dos, comimos en un restaurante italo-asiático. A mí la comida japonesa no me gusta, así que me decidí por unos canelones, que estaban bastante ricos. Desde que me intoxiqué con unas ostras hace unos años, no tolero nada que sabe un poco a mar.
Luego, cogimos el coche de Fernando y subimos hasta uno de los montes que rodea Bilbao para ver la ciudad desde arriba. Me entusiasmó la ciudad, que esperaba más grande y menos moderna. Es pequeña comparada con otras grandes capitales españolas, pero tiene un encanto especial. Volveré, sin duda.
A las 18.00 teníamos programada la presentación en la librería. Llegamos un poquito antes. Y mientras las chicas iban apareciendo y llenando las sillas, Chantal y yo nos quedamos un rato hablando de libros. Ha leído muchísimo. Y la envidio. Me encantaría tener tiempo para leer, pero ahora mismo es imposible. Cuando tenga un año tranquilo me dedicaré de nuevo a devorar novelas. Las de Laura Gallego serán las primeras. Tengo curiosidad. Apenas he leído libros juveniles, pero creo que va siendo hora de que me ponga al día, ya que me he metido en este mundo.
La charla con los chicos de Bilbao fue más movida que la de Vitoria, en especial, por un grupito de niñas de once años que estuvieron divertidísimas. Además, había unos chicos amigos de ellas, de la misma edad, que alborotaron un poco la sala.
A las 20.15 nos metieron prisa en la librería para que termináramos, que tenían que cerrar. Y fin a una nueva firma. La trigésimo no sé cuantos.
Nos despedimos de Chantal, después de hacernos unas fotitos y al hotel a descansar, no sin antes cenar un pincho de tortilla en un bar del centro.
Bilbao quedará dentro de mi cabeza como uno de los mejores lugares en los que he estado este año.

23 de junio: Pamplona

Jueves. Último día de la gira CPP. Y mirando atrás, parece que Valladolid, en diciembre, recién salido “¿Sabes que te quiero?” está a años luz. Y no, solo hace seis meses. Pero han pasado tantas cosas...
Nos levantamos tempranito. Desayunamos en el hotel, por cierto genial el nuevo Sercohotel de Bilbao, y en autobús para Pamplona.
Era raro que no pasara nada en este viaje. Demasiado tranquilo. Y de repente, me doy cuenta de que no llevo el carnet de identidad en la cartera. Falsa alarma. Abrí la maleta en medio de la estación de autobuses y en el bolsillo del pantalón que me puse dos días antes, allí estaba. Susto, nada más.
En Pamplona nos esperaba Aitor, que no había dormido mucho porque su hija de un mes, no le había dejado. Aprendí mucho de bebés en la conversación que él y Nuria mantuvieron mientras tomábamos un café en un local cercano a nuestro hotel en tierras navarras. Ya me tocará a mí algún día...
A las 13.30 habíamos quedado con Andrea, la embajadora CPP de Pamplona. Así que teníamos tiempo aún de pasear por la ciudad. Me enseñaron las calles por las que corren los toros en San Fermín. Incluso, entramos en la librería La casa del Libro y Carmelo, un tipo extraordinario, autor de Everest también, me regaló su libro sobre una de las fiestas más populares del país. No voy a engañar a nadie, no soy taurino y los San Fermines no los sigo. Pero este hombre me transmitió un buen rollo tan grande que lo acepté encantado. Hasta me hice una foto con él y le dediqué un marcapáginas para sus sobrina que es una gran seguidora de “Canciones para Paula”. Le regalaré el libro a mi padre, que sí que le encantan estos temas.
Con Andrea y Marta, su amiga que la acompañó, nos reunimos en el Gaucho, el restaurante de otro autor de Everest, que también me regaló dos libros dedicados. La verdad es que todo el mundo me trató fenomenal en Pamplona. Nos comimos unos pinchos riquísimos, especialmente el de roquefort, y nos tomamos un mosto (bueno, yo no. Yo agua, como siempre).
No estuvimos mucho tiempo en el Gaucho porque teníamos mesa reservada en Niza, un restaurante moderno donde comimos genial. Allí los cinco pasamos un rato muy agradable y me dio tiempo a conocer un poco más a Andrea, una chica extraordinaria y a su amiga Marta, que hizo de coembajadora. Gracias por todo, chicas.
Después de comer, caminata por Pamplona, mira que andamos en cada ciudad que visitamos, y al Corte Inglés donde teníamos la presentación. Nos fuimos con una hora y pico de antelación ya que Nuria había cerrado dos entrevistas.
Paula, del Diario de Noticias de Navarra, y Silvia, del Diario de Navarra, me entrevistaron. Al día siguiente, ambos medios sacaron una página cada uno con la noticia de la presentación de ¿Sabes que te quiero? en Pamplona. Siempre es bueno para nosotros salir en la prensa o en la radio. Esta vez, además, acudió la tele, Popular TV, que nos hizo unas preguntas a Andrea y a mí antes de empezar.
Cinco minutos antes de comenzar, solo había diez personas en la sala que nos había habilitado el Corte Inglés y tuve un poquito de miedo de que en la última firma de la gira no hubiera mucha gente. Sin embargo, poco a poco fueron llegando y Pamplona se convirtió en el lugar del Norte donde más seguidoras acudieron. Soy feliz con que solo una persona se acerque a nuestras firmas, pero ver las salas llenas, da un plus de motivación y de imagen.
A las 20.30 terminamos.
Era el final de la gira CPP.
Y con él un cúmulo de sensaciones contrapuestas. Felicidad por el trabajo bien hecho, tristeza por poner el cierre a una experiencia tan increíble, ansiedad porque ahora me toca escribir sin parar... muchas cosas.
Nos despedimos de Andrea, Marta y Aitor, y Nuria y yo nos fuimos al hotel. Como no tenían servicio de habitaciones, decidimos irnos a cenar a la calle. Subimos un momento a la habitación y mientras la esperaba vi por la puerta de cristal del hotel como pasaban cuatro de las chicas que habían ido a la presentación. Las saludé, hablamos y terminamos los seis cenando en un Pans de la ciudad. Fue un rato muy divertido con Nerea, Andrea, Amaya y Adriana.
A las 22.45 llegamos de nuevo al hotel y a dormir.
Antes me despedí de Nuria ya que cogíamos trenes diferentes a la vuelta y ya no nos volveremos a ver en el verano. Se ha portado genial conmigo y espero que la promoción de Cállame con un beso sea tan genial como ésta.
Y así transcurrió el final de la gira de firmas.
Estoy cansado aún. Son muchos viajes, muchas horas de tren, avión, esperas, entrevistas, firmas... ser el centro de atención desgasta, sobre todo para alguien introvertido y tímido como yo. Pero lo llevo lo mejor posible y con la mejor de las sonrisas. Espero haber estado a la altura.

Ahora empieza una nueva etapa: dos meses en los que me dedicaré en cuerpo, alma y pensamiento casi en exclusividad a Cállame con un beso. Será duro. Una agonía dulce. Pero merecerá la pena. Seguro que sí.

Hasta la próxima!

lunes, 13 de junio de 2011

ESPECTACULAR CIERRE A LA FERIA DEL LIBRO DE MADRID

Si soy sincero, no me esperaba para nada que viniera tanta gente. El sábado era cuando tenía previsto que se llenara el Pabellón de Círculo de Lectores y que hubiera una gran cola en la firma, pero el domingo no estaba en mis planes como algo tan grande.
Sin embargo, el cierre de la feria del libro de Madrid en la caseta de FNAC, ha sido uno de los días más bonitos que recuerdo en toda mi vida.
Y menos mal. Porque tenía un sabor de boca amargo del sábado por todo lo que había pasado. Hay cosas que no comprendo todavía.
El domingo había más gente aún, lo he comprobado en las firmas de mi libreta, tenía menos tiempo, y sin embargo no se puede comparar como me sentí un día al otro. Nadie me metió prisa con ninguna seguidora, nadie me dijo que no me hiciera ninguna foto o que la hiciera yo, nadie me cronometró cuanto tardaba con cada chico y todo fue fenomenal. Ni un solo guarda de seguridad me dijo nada y en la caseta de FNAC todo eran buenas palabras y sonrisas. ¿Por qué no pudo ser así el sábado?
Creo que tengo la respuesta, pero prefiero guardármela. Y dar las gracias tanto a la gente que fue el sábado como a la que fue el domingo y a todas las personas que han colaborado para que este fin de semana haya sido así.
Solo dejo un mensaje: LOS MÁS IMPORTANTES SON LOS SEGUIDORES. Ellos vienen, hacen colas, se gastan su dinero (20 euros son muchos euros) y además, todos los que han venido el sábado y el domingo han tenido un comportamiento de diez. Ni una mala cara, ni una queja por la cola, nada. Y si un chico o una chica, hace una cola de dos horas, pasando calor y tiene la ilusión de venir a algo así... no se le puede decir que no se pueden hacer una foto o que se den prisa firmando o cronometrar cuanto tiempo tardo en firmarles. Espero que esto no pase nunca más porque si el domingo ha sido uno de los mejores días de mi vida, el sábado cuando llegué a mi casa me sentía fatal.

GRACIAS, con mayúsculas, a FNAC, a Mercedes y todas las personas que estaban en la caseta. Me sentí fenomenal. Gracias por permitirme estar 50 minutos más de lo que estaba programado, por como me tratasteis y por comprender todo lo que he puesto arriba. Además, me hace muchísima ilusión colaborar en lo que me dijisteis para Septiembre. Estaré encantado!!!
Gracias también a Javier Urra, por sus palabras de ánimo y sus felicitaciones. Significa mucho para mí que personas como él, hablar tan bien de nuestra aventura. Y también a Santiago García-Clairac por acercarse a saludarme. También a Elena, Bea, Marimar, Marru, Paloma la embajadora...

Hoy sí estoy muy feliz. Lo de ayer fue algo inenarrable. No consiste en tener igual o más gente en la cola, ni compararme con autores como Moccia o Laura Gallego, dos grandes de la literatura juvenil, de los que tengo y debo aprender. Por cierto, gracias a Laura por su simpatía cuando me acerqué a saludarla. Esto no es una competición de autores y yo acabo de empezar en esto. Me siento afortunadísimo de vivir lo que estoy viviendo y de aprender cada día un poquito más. Ellos son unos cracks, venden millones de libros por todo el mundo y me siento muy halagado de algunos comentarios que recibí ayer. Pero hay que seguir con los pies en el suelo, pelear mucho por las cosas, ser humildes y entender que la vida es una cuestión de rachas. Me toca una dulce y hay que continuar trabajando mucho para que dure el máximo tiempo posible.

Y dejo el final para vosotros. Los importantes de esto. Millones de gracias chicos. Algunos vinisteis los dos días, solo me falta firmaros los calcetines. Gracias. A las clásicas, a las chicas del twitter, a las granizados, a las que vinisteis de otras ciudades, de los alrededores de la capital, a los que hicisteis dos horas de cola pasando calor, a los que fuisteis a la feria del libro de Madrid solo para mi firma. A todos. Porque esta historia existe gracias a vosotros. Y mientras, que vosotros queráis, seguirá adelante.

Próxima parada Vitoria, Bilbao y Pamplona.

PRIMER DÍA DE UN FIN DE SEMANA INOLVIDABLE. MADRID 2011

Ayer fue un día para no olvidar. No solo lo digo por lo bueno, sino también por ciertas cosas que pasaron y que esta vez no quiero dejar pasar por alto.

Pero voy a empezar por lo positivo. Y lo mejor de toda esta aventura sois los seguidores de las novelas. No tengo palabras para agradeceros todo lo que sucedió ayer. No sé cuanta gente fue a la Fiesta CPP y luego a la firma, pero sobrepasó todos los pronósticos. Menos los míos. Sé como sois y lo que me habíais contado estas semanas. Y cumplisteis mis expectativas. Llenamos el pabellón Círculo de Lectores y luego todos fuisteis muy amables conmigo en la firma. Millones de gracias, chicos. Si en este momento estoy animado es por vosotros.
Además, el comportamiento de todos fue ejemplar. Ni un solo problema, ni una mala cara por la cola increíble que hubo, todos simpatiquísimos y comprensivos en la firma. Espectacular todos. Y no es fácil que no haya ni un solo percance con tantas y tantas personas que asististeis, primero a la fiesta CPP y luego a la firma en la caseta de Everest.

Sin embargo, fue la firma en la que peor lo pasé yo. Y no tenía que haber sido así. Hoy sigo sin sentirme bien, porque era realmente un día para disfrutar. Todo eso que se generó es fruto de un trabajo increíble, de horas y horas de dedicación. Y ayer era el día para mirar, disfrutar y saborear lo que entre todos hemos conseguido: Que esta aventura de Canciones para Paula se haya convertido en algo tan bonito y tan ilusionante.
Pido perdón (En mi nombre, que es por lo único que puedo hacerme responsable) por la letra de mis firmas, por el poco tiempo que cada uno tuvisteis para “hablar” conmigo, por no poder hacerme fotos con todos, porque algunos os quedarais sin el libro de “Canciones para Paula” ya que no había en nuestra caseta de Everest desde una hora antes de acabar la firma, por si os faltó alguno de los regalitos que también se agotaron... y sobre todo, por si no estuve tan cercano con vosotros como suelo estar en las firmas. Eso es lo que más me fastidia de todo.
Las circunstancias no fueron las mejores. Me pedían cada dos por tres que me diera prisa, que nada de fotos, los de seguridad hasta me medían el tiempo de cada firma... y fue muy difícil para mí hacer las cosas de esta manera. A mí no me hubiera importado terminar la firma en un banco del Retiro. Sé solo lo que me dijeron: que a las 21.30 las casetas cierran (aunque he visto muchas veces casetas de autores importantes abiertas a las 21.45 y cerca de las 22.00). No sé si hay que avisar, o hay que prever las cosas o hay que anticiparse. O si nadie imaginó que podíais ir tantos. Yo sí que lo había pensado porque soy el que trata con vosotros. Pero ayer me sentí... un poco solo en todo esto.
Tampoco soy un autor de renombre, o alguien que se imponga. Solo soy un tal Blue Jeans, que escribe para jóvenes. Creo que no nos dieron importancia ayer. Es fácil que alguien de seguridad se dirija a mí y me diga que me dé prisa o que me informen de que hay amenazas de que si no me doy prisa dejan a media cola fuera... ¿Falta de previsión? Ni idea. No veo yo a dos tipos de seguridad acercándose a Antonio Gala, Ken Follet o Federico Moccia, y le diga algo así. Y no me comparo con ellos, ni mucho menos. Estoy a años luz. Pero ayer, vosotros, sí vosotros, hicisteis que nuestra historia, pudiera compararse en importancia a sus historias.
¿Qué pasa que es la primera vez que ven una gran fila en una caseta? ¿A todos les dicen que no se hagan fotos con los seguidores o te desafían con la mirada?
Y vuelvo a decir que me sentí un poco solo en todo esto.
Con tanta presión y tan exigido no se pueden hacer las cosas bien.
Algunos vinisteis desde Cáceres, Albacete, Coruña, Segovia, alrededores de Madrid... solo a verme. Hicisteis dos horas de cola. Para luego llegar hasta a mí y “despacharos” en medio minuto, deciros que no se pueden hacer fotos y escribiros algo en vuestros libros que muchas veces no sé si tenía sentido o no”. Lo siento.
Prefiero no firmar más, que hacer las cosas así. Y lo digo con total sinceridad.
Prefiero invitaros a todos un día en una cafetería y firmar tranquilamente, que ir a un sitio y trataros de esta manera. Quizá esté diciendo una tontería, pero ya han pasado unas horas desde que pasó todo esto, y en frío sigo creyendo que ayer, no estuvimos a vuestra altura.

Siento tener que escribir esto. Pero no podía dejarlo pasar por alto. Es el primer problema que tengo en un evento así, pero ha sido en el día clave.

Por lo demás, la mañana fue mejor de lo esperado. No hice publicidad en internet para concentrar todo por la tarde. Sin embargo, firmé más de 50 libros de 12 a 14.30.

Al medio día hice una entrevista muy divertida con Alba y su madre. No os la perdáis!

La fiesta CPP fue un éxito. Leímos el primer capítulo de “Cállame con un beso”, jugamos al Trivial y contesté las preguntas que me hicieron. Mil gracias a Alba, una de las ganadoras del concurso “Un libro y un café” y también a nuestra super embajadora, Paloma, que lo hizo fenomenal. También doy las gracias a Paula Dalli por acercarse a la caseta y pasar con nosotros una hora allí, después de venir de su firma. Eres una persona sensacional, Paula y te mereces todo lo bueno que te está pasando. Siento no haber podido hablar un ratito contigo. Ni siquiera nos hicimos una foto!

Y nada más. Hoy firmo de 19.00 a 21.00 en la caseta de FNAC y espero divertirme y sobre todo que vosotros os divirtáis.
Porque sois vosotros, los que realmente, tenéis importancia en todo esto. Los que pagáis veinte eurazos por cada libro, los que guardáis las colas, los que animáis, los que me escribís, los que me apoyáis con vuestros comentarios... y por vosotros es por lo que todo esto merece la pena.

martes, 31 de mayo de 2011

GRAN FINAL DE MAYO: ZARAGOZA Y MADRID

Sigue la promoción por toda España.
Esta gira que me está llevando por tantas ciudades del país, continuó el sábado en Zaragoza. Ida y vuelta el mismo día. Y ya en Madrid, el domingo, hice mi primera firma en el Retiro. Muchísima gente en los dos lugares. No pueden ir mejor las cosas.

Sábado 28 de mayo

Esta vez no me tocó madrugar! Bueno, no demasiado. El AVE Madrid-Zaragoza salía a las 9.30, aunque a las 8.30 ya estaba en Atocha para desayunar. Para mí, es la comida más importante del día. Lo descubrí hace unos años y puedo estar sin comer, sin merendar o sin cenar, pero necesito tomar algo por la mañana. Y un café. Imprescindible.
Cuando Nuria llegó, nos subimos al tren y rumbo a Zaragoza.
No había firmado todavía allí y por ese motivo tenía muchas ganas de ir. Siempre que me informan de las ciudades que voy a visitar, siento curiosidad por la respuesta de la gente. ¿Funcionará bien? ¿Se habrán enterado los seguidores de que estaré allí? ¿Y si no va nadie? ¿Cómo se portarán los medios?
Pero la respuesta al final siempre es muy positiva.
En el Paraninfo de la Universidad teníamos la presentación. Un sitio precioso. Enorme y perfecto para este tipo de eventos. Allí atendí a la prensa y conocí a la gran Alba Gimeno, Aby para los amigos, la embajadora de Zaragoza. Una chica ejemplar. Nos ayudó, se lo pasó en grande y me hizo reír. Con personas como ella da gusto. Mil gracias por todo Aby y espero que nos volvamos a ver pronto.
Joaquín Casanova, el director de la feria del libro de Zaragoza, nos atendió fenomenal y también fue muy amable conmigo el escritor Juan Bolea.
Al coloquio con algunos seguidores de CPP, asistió Begoña Oro, la autora de “Pomelo y Limón”, a la que me hizo mucha ilusión conocer. Prometo leer el libro.
Fue un acto muy entretenido, con preguntas de todo tipo.
Me siento cada vez más cómodo en esta parte de los viajes. Aunque haya cosas que he explicado muchísimas veces como de donde viene lo de “Blue Jeans”, si me siento identificado con alguno de los personajes o cómo se me ocurrió la idea de “Canciones para Paula”. Pero la seguiré respondiendo todas las veces que haga falta y encantado de ello, además.
Luego fuimos a comer con José Antonio, el comercial de la zona, uno de los tipos más peculiares que he conocido en esta aventura. ¡Y perdón por lo de “tipo” y “peculiar”! ¡Pero es la verdad! Los que lo conocen saben por qué lo digo. He de decir que me lo pasé en grande con él en Logroño y lo mismo en Zaragoza, porque no solo hace muy bien su trabajo, sino que te mantiene la sonrisa en la boca todo el tiempo.
He aprendido una lección importante en estos meses que apliqué por fin en este viaje: al medio día hay que comer algo ligero y pasar de solomillos enormes o impresionantes platos caseros. Menú de degustación a medias con Alba: Un poquito de pan con tomate, unos huevos rotos para compartir y lomitos de lubina. Bien.
Y aunque el cierzo nos recibió por la mañana, ya desde el mediodía, hacía calor. Es lo que más me afecta. Me pasó en Sevilla la semana pasada e intenté que no me volviera a ocurrir esta vez. Mucho agua y buscar la sombra. Esto puede parecer una tontería para algunos, pero cuando te pasas el día andando de un lado para otro y con la tensión permanente de que todo el mundo está pendiente de ti, cuanto más fresco estés, mejor. Y el calor es mi mayor problema. Bueno, también el maquillaje que me ponen cuando voy a la tele, eso no lo soporto!
Mucha gente en la caseta de la Librería Central. Muchísima. Pero antes de firmar se acercó Sandra, la autora de “El violín negro”, que es maña. Un encanto de persona que está triunfando con sus libros. Gracias por todo Ladyghost!
De 18.30 a 20.30, dos horas sin parar de firmar y de conocer en persona a muchas seguidoras CPP como Nuria, Natalia, Karina, las Paula, Miriam, Sara, Claudia, Anastasia, Lorena, Desi, Belén, Irene y Andrea, María, Laruskina, Lucía, Cristina los amigos de Alba... y a las ciento y pico de personas que estuvisteis, gracias a todos, de verdad.
Es un verdadero placer recibir tanto cariño y comprobar como tanta gente se acerca solo para hablar un poquito contigo y que le firmes un libro. Es algo muy especial. Me hace sentir bien. Además, mi libreta de firmas, que ya es la segunda que tengo porque la primera se completó, me sirve de apoyo y para animarme en los momentos más bajos.
No sé si lo he contado alguna vez, pero conforme estoy firmando, tengo una libreta, en la que los seguidores de CPP me firman a mí. Algunos se ponen nerviosos y no saben que escribir. Otros se sueltan y me hacen largos comentarios de agradecimiento. Pero cada dedicatoria es especial y tiene su importancia. Este mundo de Canciones para Paula transmite buen rollo. Y también es un mundo interactivo. Siempre tiene que existir el contacto entre los lectores y yo. Y lo de la libreta es una manera y una oportunidad más para que expresen lo que piensan de los libros y lo que ha supuesto para ellos y que yo lo lea y lo sienta. Mi libreta de firmas es uno de los mayores tesoros que tengo ahora mismo en mi casa.
Y después de firmar en el libro de la Feria y conversar un rato con Joaquín, al que prometí que volvería el año que viene, Nuria y yo nos despedimos de Alba y de José Antonio, y de nuevo al AVE rumbo a Madrid.
Y como siempre en nuestros viajes, nos pasó algo. El tren se estropeó y estuvimos un rato parados en Calatayud. Afortunadamente, la espera no fue excesivamente larga y llegamos a casa sin mucho retraso.

Domingo 29 de mayo

Aunque me gusta viajar, se agradece que la firma sea al lado de casa. No hay mucha distancia desde donde vivo hasta el Retiro y después de tantos kilómetros recorridos en este año y pico...
Me encanta la feria del libro de Madrid. Disfruto muchísimo. Si por mí fuera estaría los quince días que dura metido en la caseta de Everest. Pero eso no puede ser porque hay más autores y también están Bob Esponja y Caillou! Precisamente, con este último compartí firma el domingo. Vienen muchísimos niños a verlo. Lo que no saben estos pequeños es el calor que pasan los que van dentro de esa enorme cabeza. Pobres.
Tenía mis dudas sobre la gente que iría al ser un domingo, por la mañana, con el tiempo así así... pero no sé por qué dudo de algo que tiene que ver con Canciones para Paula, porque siempre sale todo bien. De 12.00 a 14.30, solo los últimos cinco minutos tuve tiempo de hablar con Vicky, sí esa Vicky con la que todos los blogueros intercambiáis emails y que se ha hecho tan famosa, porque hasta entonces no dejé de firmar libros. Chicos y chicas, algunos ya conocidos, otros que veía por primera vez y otros que acababan de comprar el libro. También muchos padres, que acudían en nombre de sus hijas que no habían podido ir por los exámenes. Así que solo por la mañana ya firmé más de cien libros entre ellos uno a Irene Contenta, una gran seguidora CPP, Isabel, Vega y su hernana, May, Gym, Paula, Lucía, Alba, Irene, Zahira, Marta o a Perla.
Por allí también se pasaron para saludarme Javier Ruescas (Cuentos de Bereth y Tempus Fugit), Begoña Oro (que conocí en Zaragoza el día anterior) y Elena Tiramisú (¿me dejas que te llame así?). ¡Gracias por el Tiramisú! Fue mi cena y estaba riquísimo.
Y tras volver a casa a comer algo, ver el final de la carrera de F1 y la última etapa del Giro, regreso al Retiro donde tenía tres horas más de firma por la tarde en la caseta 293.
No puedo nombrar a todos, mi memoria es cada vez más corta y tampoco me cabrían aquí los nombres de las personas que vinistéis, pero quiero que sepáis que a todos y cada uno, me encantó veros y os doy las gracias.
Por allí se pasaron Geli y Lara Barrantes. Geli es la chica que a más firmas ha venido, una clásica de esta aventura. Y a su amiga Lara no la conocía personalmente, aunque sí que teníamos contacto vía Tuenti. Gracias a las dos, fuisteis muy agradables conmigo, como siempre. ¡Os espero la semana que viene!
También conocí por fin a Andrea Urango, que vino con su hermano, y a la que me hizo muchísima ilusión verla. Y a Paula Lady Madrid y a su hermana, a las chicas del Videoblog que fueron simpatiquísimas, a todas las chicas de mi Twitter como Elisa, Nieves... también se animó a ir Sandra, que ya estuvo por la mañana, con una amiga y la cumpleañera Marta, y Ester Capicúa McDonald, Natalia Miller (que no me dijo que era ella), Marta, Andrea, Irene, Eva y Adriana...
Pierdo la cuenta de todos los que asistieron. Solo deciros que me pasé veinte minutos luego leyendo la libreta de firmas.
Muchas veces pienso que esto no puede estar pasándome a mí. ¿Esto es verdad?
Esta semana la tengo de “descanso”, pero lo mejor es que el 11 y el 12 de junio vuelvo al Retiro.
El sábado 11 haremos algo bonito en el Pabellón de Círculo de Lectores a las 18.00 y más tarde firma en la caseta de Everest de 19.00 a 21.30. Espero que vaya mucha gente.
Y el domingo 12, a las 19.00 horas, una cita muy especial. FNAC me ha invitado a que firme en su caseta de la feria. Y no estaré solo. Habrá varios autores más, entre ellos Guillermo Fesser y Juan Luis Cano de Gomaespuma y Federico Moccia. ¡SEGUIDORES DE CPP NO ME DEJÉIS SOLO! Jaja. Será un día muy bonito y una gran culminación de la feria del libro de Madrid.

jueves, 26 de mayo de 2011

AMOR A LOS 14. ÚLTIMO CAPÍTULO.

Los acordes de una guitarra, suaves, mágicos, penetrantes, me hacen pensar en todo lo que hoy ha ocurrido. Abrazada a la almohada escucho música. Estoy destapada, no tengo frío, aunque todavía llevo los calcetines puestos. Los mismos calcetines que esta mañana se colorearon de verde por la hierba húmeda.
Amaneció nublado. Y justo cuando salí de casa para ir al instituto, comenzó a llover débilmente. Como siempre, no llevaba paraguas. Llegaría a clase con el pelo hecho un desastre. Aunque en esta ocasión no me importaba demasiado. Tenía muchas cosas en la cabeza como para preocuparme por mi peinado. Sin embargo, alguien se acercó por detrás hasta mí y me resguardó bajo su paraguas. Me quedé sorprendida cuando descubrí que aquella persona era Alicia.
Ella y yo no habíamos hablado desde ayer al salir de clase cuando le solté todas esas cosas. Ni por las redes sociales, ni por el Messenger, ni tampoco por SMS. Nada. Así que suponía que estábamos enfadadas. En cambio, la mirada de mi amiga era como si nada hubiera pasado entre nosotras. Y sonreía. Enseguida supe el motivo.
Lo primero que Ali me dijo era que no quería tener mal rollo conmigo y que me necesitaba. En silencio, la escuchaba atenta.
“Verás Laura. Yo sé como soy. No soy lista y a veces me llevo palos por ser tan ingenua. Me enamoro con mucha facilidad. Y creo que me ha vuelto a pasar. Aunque siento que esta vez es diferente. Me parece que me he pillado de Pablo.”
No podía creer lo que estaba oyendo. ¿Hablaba en serio?
“Sé como es él. Y que cuando nos enrollamos tal vez solo me quería para eso. Lo ha hecho con otras chicas.”
¡Lo ha hecho conmigo! Estuve a punto de gritarle. Pero me contuve y seguí escuchando su historia.
“Ayer, por la tarde, me llamó y vino a mi casa. Sabía que estaba mal por lo que había pasado contigo en clase. Y no te voy a mentir, te pusimos verde los dos. Pero poco a poco, comprendimos que era normal que tú estuvieras enfadada.”
La lluvia caía con más fuerza a medida que nos acercábamos al instituto. Como las palabras de Alicia, que conforme más me contaba, más emoción contenían.
“Hablamos mucho. Toda la tarde, hasta que se hizo de noche. Yo pensaba que solo quería liarse conmigo y estaba esperando el momento oportuno. Pero sorprendentemente, no fue así. Se fue a su casa, sin ni siquiera intentarlo. Solo un beso en los labios de despedida. Me quedé... Vi a un Pablo diferente. No al de los últimos meses, sino a aquel chico que salía contigo. Te envidiaba cuando estabais juntos, porque pensaba que erais la pareja perfecta y que yo nunca podría tener algo así.”
Estábamos en la puerta del instituto. Alicia se paró y me miró a los ojos.
“Me gusta. Y puede que me estrelle porque, realmente, no estoy segura de que él quiera algo serio conmigo. Pero basta de que nosotras nos tiremos los trastos a la cabeza por los tíos. Si te molesta que lo intente con Pablo, pasaré de él.”
Lo decía de verdad. Sus palabras eran más sinceras que nunca. Hasta parecía más madura. Y yo, ¿qué podía contestarle?
Sabía que Pablo no era de fiar. Que lo más probable era que le hiciera daño. Conmigo había pasado lo mismo. Sin embargo, al ver como le brillaban los ojos y la forma en la que me lo contó, me hizo darme cuenta de que yo no era nadie para romper sus ilusiones y mucho menos para juzgarla. Así que sonreí, le di un beso en la mejilla y le respondí que la apoyaría en todo lo que decidiera. Con un abrazo bajo la lluvia, Alicia y yo firmamos la paz definitiva. Amigas para siempre.
Y de repente me sentí más aliviada, por una parte, aunque al mismo tiempo, me apetecía llorar. Había sufrido tanto en los últimos días. Las cosas con Alicia no habían dejado de complicarse una vez tras otra. Y ahora que lo habíamos arreglado, me invadía un extraño vacío por dentro. Un vacío que me angustiaba y me impedía estar bien. Sabía qué era lo que me aprisionaba. Sobre mi corazón pesaba todavía lo que había pasado con Adrián el día anterior.
En ese momento, como si me hubiera estado leyendo el pensamiento, surgió de alguna parte, el chico que me estaba volviendo loca en todos los sentimos. Adrián tampoco llevaba paraguas. Estaba empapado y las gotas de lluvia le resbalaban una tras otra por la cara. Alicia se apresuró a taparlo también pero él no quiso. Al contrario. Y sin que pudiera esperarlo, me cogió de la mano y tiró de mí en la dirección contraria al instituto. Alicia gritaba preguntando que a donde íbamos. Sin respuesta.
¡No tenía ni idea de que pretendía ni a donde me llevaba!
No reaccioné. Simplemente, me limité a caminar agarrada a su mano. Deprisa, demasiado deprisa. Tropezando. Resbalando. Pisando los charcos. Bañándonos en la lluvia. No sé cuanto recorrimos. Tampoco me preocupaba. Estaba tan sorprendida por lo que sucedía que ni siquiera podía pensar. Y mucho menos hablar.
Adrián sí que decía cosas.
“Lo nuestro ha sido complicado desde que nos conocimos. Siempre hemos ido cuesta arriba. Y unas veces por una cosa y otras veces por otra, no hemos logrado estar tranquilos. Pero ¿sabes?, creo que me he enamorado de ti.”
Era el día de las revelaciones. El día de las verdades absolutas. El día en el que el chico que me gustaba me estaba confesando su amor.
“Y te quiero. Lo sé. Leire me hizo dudar. Apareció de nuevo en mi vida. Y es verdad que ella lo era todo antes de que me cambiara de ciudad. Pero esta noche en la única que he pensado ha sido en ti.”
Entre gotas de lluvia y confesiones llegamos a una escalera. Hacía mucho que no iba a aquel lugar. A aquellos peldaños infinitos que llevaban a un parque lleno de nada: el parque de los cien escalones.
Subimos uno por uno. Adrián jadeaba por el esfuerzo, mientras continuaba hablando.
“Quiero que lo intentemos, Laura. Quiero ser tu novio. Que vayamos juntos al instituto, al cine, a comer. Quiero soñar contigo cada noche y que tú sueñes conmigo. Quiero verte cada día y saber que sonreirás porque me estás viendo a mí.”
Estaba convencida de que en cualquier momento me despertaría y descubriría que todo aquello era un sueño. No podía estar pasando de verdad. Era imposible que un chico me estuviera diciendo todo eso a mí.
Pero no estaba soñando. Lo comprobé cuando caí justo en el último escalón y sentí un punzante dolor en la rodilla. Adrián se agachó a mi lado y me dio un beso en la pierna. Luego me ayudó a levantarme y más despacio caminamos de la mano por el parque de los cien escalones.
“Te quiero, Laura”.
Y se detuvo.
Nos miramos fijamente. Yo estaba sin aliento. Apenas podía respirar, por los escalones, por la emoción, por la lluvia que me calaba, por todos esos días de tensión acumulada. En ese instante, Adrián sonrió. Se dio cuenta de lo que me pasaba. Estaba completamente bloqueada. Y me pidió que hiciera algo para lo que me había llevado hasta allí: ¡Gritar!
“Descubrí este parque la primera semana que llegué a esta ciudad. No fueron días sencillos. Después de clase, venía aquí y cuando no había nadie, gritaba. Me servía para desahogarme, para soltar todo lo que llevaba dentro. Para dejar escapar mi angustia. Creo que a ti te pasa algo parecido. Por eso te he traído hasta aquí. Para que grites y te desahogues... grita Laura.”
Pensé que se había vuelto loco. Sin embargo, sus ojos hablaban en serio. Me agarró con fuerza de la mano y me hizo un gesto afirmativo con la cabeza. Luego volvió a pedirme que gritara en voz baja.
Y sin pensarlo más, grité. Todo lo fuerte que pude. Solté su mano, cerré los ojos y apreté los puños. Nunca había hecho nada semejante. Grité durante varios segundos sin parar. Sin complejos. Sin pensar que podía haber alguien mirando. Sin miedo. Y debo reconocer que fue como el antídoto a mis males. El mejor de los remedios. Nunca habría imaginado que gritar como una loca en medio de ninguna parte pudiera hacerme sentir tan bien.
Terminé cuando quedé exhausta.
Sin tiempo para reponerme, Adrián se inclinó sobre mí y me besó. Con tanta energía y tanta pasión, que caímos al césped mojado. Unidos, en uno solo.
Nos besamos bajo la lluvia. Rodamos acompasados girando sobre nuestros cuerpos. Y por primera vez desde hacía mucho tiempo, me sentí completamente liberada de problemas y tensiones. Era feliz.
El resto del día lo hemos pasado juntos. Hablando, riendo, disfrutando. Y discutiendo. Sí, también hemos discutido, aunque haya sido de broma y hayan venido reconciliaciones con besos.
Ya lo hemos decidido: vamos a probarnos como pareja a ver como funcionamos. Leire y Pablo son historia.
No sabemos qué nos deparará el futuro. Y tampoco queremos saberlo. Solo deseamos vivir el día a día uno al lado del otro. Intentando hacer las cosas bien y queriéndonos cada minuto un poquito más. Creo que será divertido.
Es un bonito final de historia, que a su vez, es el comienzo de otra. Una nueva aventura que no tengo ni idea de cómo acabará. Espero que se prolongue mucho. Y que ese chico que llegó hace poco a la ciudad y levantó tanto revuelo, se convierta en el chico de mi vida.

miércoles, 25 de mayo de 2011

UNA BIBLIOTECA NECESARIA

En este texto, no voy a contar una historia, ni escribir un relato, ni os voy a exponer ninguna de mis reflexiones.
Escribo esto para pediros un favor, para quien quiera y pueda participar.

Mi tío Mario, una de las personas que más admiro y que más fuerza tiene de todas las que conozco, transplantado dos veces de hígado y a la espera de un transplante de riñones desde hace varios años, se ha propuesto una cosa.

Desde hace cinco años se somete a diálisis. Sus riñones no funcionan bien y necesita este tratamiento varias veces a la semana. Él es un luchador y es admirable como siempre que hablo con él está con una sonrisa y rebosando optimismo por todas partes.
EL otro día después de la firma en Sevilla me contó su nueva idea:

CREAR UNA BIBLIOTECA EN EL CENTRO DE DIÁLISIS DE SEVILLA.

Es una idea brillante, pues son muchas las personas, de todas las edades, que se pasan horas y horas allí durante meses.
Y me he propuesto echarle una mano.

Ni que decir tiene que "Canciones para Paula" y "¿Sabes que te quiero?" formarán parte de esa biblioteca. Pero me gustaría que todo el que pudiera le echara una mano donando un libro. Lectores, autores amigos, editoriales... si queréis ayudar solo tenéis que mandar una novela, un cuento, lo que queráis al APARTADO 57 de CARMONA 41410 a mi nombre Francisco de Paula Fernández.

ES UNA BUENA OPORTUNIDAD DE ECHAR UNA MANO DE LA MANERA MÁS SENCILLA Y BONITA, CON UN LIBRO.

MIL GRACIAS A TODOS POR VUESTRA AYUDA :)

martes, 24 de mayo de 2011

SEGUNDA CITA EN ANDALUCÍA: CANSADO PERO MUY CONTENTO

Han sido dos días muy largos e intensos. El viernes y el sábado nos dimos un atracón de kilómetros, firmas, charlas y calor. Tanto fue el esfuerzo y el cansancio, que cuando terminó todo me derrumbé y pasé unas horas bastante fastidiosas de salud. Pero ya estoy recuperado completamente y con ganas de que lleguen las firmas de Zaragoza y Madrid de este fin de semana.

Viernes 20 de mayo.

Tren Madrid-Córdoba y luego hora y media en coche.
Empezamos la etapa en Torredonjimeno, en el instituto Acebuche. El profesor José María Beltrán se puso en contacto conmigo para invitarnos a dar una charla en su centro sobre los libros. Tanto fue su interés que mandó a los alumnos de primero de bachiller, “Canciones para Paula”, como lectura obligatoria. Y claro, cuando a dos clases les obligas a leer un libro, es lógico que te encuentres con opiniones de todo tipo. Algunos de los chicos se quejaron de CPP en su twitter, lo que no esperaban es que yo leyera esos comentarios y les contestara.
Así, la situación fue muy divertida. Y novedosa. Tenía en un salón de actos, por una parte a un grupo de chavales que habían disfrutado muchísimo del libro y otros que no podían ni verlo. ¿Qué pasaría?
Tengo que felicitar a todos por su comportamiento. Hubo fases para el debate, para la discusión entre ambos bandos, para las risas... pero con máximo respeto y educación. La impresión que me llevé fue inmejorable y les doy las gracias a todos por su trato.
Luego, Nuria y yo nos fuimos a comer con Lola y Luis, los comerciales de Everest de la zona, que me trataron fenomenal. Comí estupendamente, como siempre, y nos pusimos camino a Córdoba, donde teníamos la firma por la tarde en el Corte Inglés.
Antes de comenzar a escribir esta crónica de viajes pensé en si debía contar ciertas cosas que escuchamos y nos dijeron en este centro. Me voy a morder la lengua y les doy las gracias a todos los que colaboraron para que la firma se produjese.
Las chicas de Córdoba son un encanto. Lo pasamos fenomenal allí. Tuvimos una amena charla con todas las que vinieron, unas cuarenta. Que aunque no soy David de María, tenemos nuestro público! Era el día en el que comenzaba la feria de la ciudad. No puedo estar más que agradecido a todas las que os acercasteis. Me hizo ilusión conocer a Rosa, que habla mucho conmigo en twitter y a Helena, una persona genial con la que mantengo contacto en facebook desde hace tiempo. No puedo nombrar a todo el mundo pero todas estuvisteis fenomenal.
Y ya pasadas las nueve de la noche, Miguel, al que volví a ver, Nuria y yo cogimos el coche rumbo a Carmona, mi pueblo. Allí viven mis padres y sigo yendo cuatro o cinco veces al año. Creo que hasta septiembre no podré volver.
La noche fue tranquila, intenté descansar lo máximo posible porque el día siguiente sería muy ajetreado.

Sábado 21 de mayo.

A las nueve cogí el bus que me llevaba a Sevilla. Más tarde, un taxi hasta plaza de Armas desde Nervión. Desayuno en la calle. Y autobús hasta Salteras, nuestro siguiente destino.
En la estación me volví a reunir con Nuria, no sé cuantos viajes llevamos ya juntos, y con María, la embajadora CPP de Sevilla que triplicaba mandato. ¡María hay que llegar antes! Jaja. Está nerviosa por los exámenes finales y por Selectividad que tiene dentro de poco. Hay confianza ya con ella, después de tres encuentros.
Hacía calor. Tal vez, el día del año en el que más. En esta parte de España, que conozco bien, siempre quema el sol cuando sale en mayo.
Llegamos a Salteras, pueblo sevillano precioso, antes de las doce. Allí teníamos un evento muy especial. Rocío, una de las administradoras de la gran página Juvenil Romántica, nos había invitado a pasar la mañana en la biblioteca de su localidad, la Emilio Lledó. La habían decorado con corazones que se repartían por las paredes, globos rojos y recipientes llenos de Sugus y piruletas. Genial.
El trato fue exquisito y nos sentimos como en casa, las dos horas y pico que duró la charla.
Luego nos marchamos a comer con Amparo, la encargada de la biblioteca, Rocío, Nuria, María y yo. Y cómo comimos en Salteras! De momento, se lleva el título de mejor carne. Sé que siempre hablo de este tema, pero es que en España se come increíble en todas partes.
Lo mejor de esta aventura es que conoces a gente de todo tipo y descubres la cantidad de gente buena y válida que hay por todas partes. Rocío, es una de esas personas que merece la pena y espero que su futuro sea tan brillante como es todo lo que ha conseguido hasta el momento. Se lo merece. Y también mucha suerte a Patry Orden Román, la autora de “Alas rotas”, que me regaló su libro! Mil gracias.
Y sin tiempo que perder, en bus de nuevo a Sevilla. Pasamos un calor dentro tremendo. Nos daba el sol de lleno y ese fue el principio de mi agobio.
En la capital, tuve que hacer un alto para comprar otra libreta de firmas. Se me ha terminado la que comencé en Alicante. La guardaré como si fuera oro por los cientos y cientos de comentarios de seguidores que me han escrito estos meses en las distintas ciudades en las que he estado.
A las siete empezaba la presentación, pero tuvimos que esperar un rato a que acabara una especie de cuentacuentos para niños y a que luego limpiaran el escenario. Se me hizo eterno por el calor.
Antes descubrí que en primera fila estaba con una amiga, Marta Pons!! A la que llamé Mónica! Fue divertido ver su cara cuando me equivoqué de nombre. Luego os contaré más de esta chica.
Mi familia también fue. Es muy bonito ver a mis padres, a mi hermana, tíos, primos, allí reunidos todos juntos por algo que tiene que ver conmigo. Todos han confiado mucho en mí, pero hasta hace dos años no había cumplido las expectativas. Al contrario. Por ellos, especialmente, me siento muy feliz de que esté pasando todo esto.
Una hora de preguntas y respuestas y a firmar!
Y tengo que confesar que Sevilla ha superado todos los records.
Increíble se queda corto para la cantidad de gente que hubo en la cola. Dos horas y media sin parar de firmar, de hacerme fotos, de hablar con todo el mundo...
Volví a ver a Cris, que me entregó una cartita. También a mi amiga Fátima, con un vendaje en el brazo que le firmé encantado ya que siempre es un placer encontrarme con ella (gracias por la pulserita) También con Cris Moon, que vino desde Huelva una vez más!!! Y a Gema Árbol, a la que regalamos un cartel de ¿Sabes que te quiero? para su viaje de fin de curso. Conocí por fin a chicas que me apetecía mucho ponerles cara como Mónica Six, Celia, Patro, Bea... y muchas más. Y descubrí la simpatía de Elena, de su hermana Paula y del resto de sus amigas. Y de todas las chicas que vinieron desde Cádiz!!!
El momento emotivo de la noche fue con Marta y con su amiga Andrea. Ella es una futura actriz que desde hace unos meses me manda por facebook unos mensajes privados divertidísimos. Incluso, ha conocido a mis primos porque viven en el mismo pueblo. Y es todo entusiasmo y simpatía. Cuando estaba firmándole me preguntó que donde podía conseguir una de mis gorras y me salió regalarle una. Y entonces se puso a llorar aunque intentó aguantar las lágrimas. Fue un momento muy bonito dentro del cansancio que ya llevaba acumulado.
Algunas firmas más y cierre de la caseta, hora y media después de los esperado.
Cerca de las once me fui a cenar con Nuria y mi familia, aunque no pude probar ni un solo bocado. Me encontraba realmente mal, pero muy feliz por la experiencia.
Sevilla siempre ha ido bien. Las tres firmas que hemos hecho en mi ciudad han sido geniales, pero esta tercera ha sido la mejor. Si por mí fuera repetía cada año, incluso con más tiempo.
Ahora toca seguir escribiendo y viajando por más ciudades. La próxima parada es en Zaragoza y al día siguiente, Madrid. Muchas ganas de continuar con la aventura.

lunes, 23 de mayo de 2011

AMOR A LOS 14. CAPÍTULO 9.

La ducha se ha convertido en uno de mis desestresantes preferidos. Es de los pocos momentos en nuestra ajetreada vida en el que estás a solas contigo misma. Sin nadie más que te moleste. Te evades del mundo, refugiándote bajo unas cuantas gotas de agua que, a presión, golpean tu cuerpo de manera incesante. Te relajas e intentas no pensar. Cierras los ojos y notas el calor en tu piel, como se empapa tu pelo... Y evitas pensar. “No pienses, no pienses...”.
¡Imposible! Ni bajo la ducha, he logrado hoy desconectar. Y que no se diga que no lo he intentado. Incluso, he cantado varios temas de Maldita Nerea y Despistaos. Mal, muy mal, porque desafino muchísimo. Pero cuando estaba entregada al “Caricias en tu espalda”, me he puesto a llorar como una tonta. ¿Por qué me ha tenido que pasar a mí?
El encuentro con Adrián y su ex novia me ha marcado demasiado. Leire es tan... tan... perfecta. Con esos ojos tan azules y ese pelo tan bien cuidado. Nos parecemos un poco, sí. Pero ella es la versión mejorada de mí.
Después de clase, los vi juntos. No me lo quería creer. Enseguida, supe quien era aquella chica. No podía ser otra. ¿Ella había sido la responsable de la ausencia de Adrián desde ayer por la tarde y la que le había mandado los mensajes al móvil? Tenía que saberlo.
Me acerqué hasta ellos que me miraron en cuanto grité el nombre del chico que me gustaba. Él se puso de pie, pero ni siquiera tuvo la intención de darme dos besos. Simplemente, me saludó con frialdad con la mano y me presentó a su acompañante. “Laura, ésta es Leire”.
Me quedé helada. Intuía de quien se trataba, pero ahora que me lo había confirmado, mis sensaciones eran más extrañas aún. Se me formó un nudo en la garganta y de lo único que tenía ganas era de salir corriendo de allí. Sin embargo, aguanté inmóvil, de pie, le di dos besos y esperé acontecimientos.
En los siguientes segundos, ninguno dijo nada. Al menos, no lo recuerdo. Fue un instante tenso. Yo por una parte quería saber que estaba pasando, pero por otra temía escuchar algo que me partiera el corazón. ¿Habían vuelto juntos? Esa idea no dejaba de atormentarme. Para ser sinceros, no podía competir con aquella belleza. Era una de las chicas más guapas que había visto nunca.
Sin embargo, lo que sucedió a continuación, me sorprendió. Adrián y Leire se despidieron y quedaron en llamarse más tarde. La chica me miró una última vez, sonrió con cierta tristeza y se marchó.
“¿Damos una vuelta?”, me preguntó Adrián cuando nos quedamos a solas. Asentí con la cabeza y comenzamos a caminar los dos juntos. Muy despacio. Como si quisiéramos parar el tiempo. Ojalá lo hubiéramos hecho si eso hubiera significado quedarme a su lado para siempre. Pero no se pueden conseguir las cosas que son imposibles y él me tenía que revelar lo que estaba pasando.
Soplaba un poco de viento frío. Aunque lo que realmente me hizo estremecer fue cada palabra que salió de la boca de Adrián. Estaba sereno y hablaba con la habitual tranquilidad con la que lo hace normalmente. A pesar de que la situación no era sencilla para él, no parecía nervioso.
“Entiendo que puedas estar enfadada conmigo...”, empezó a decir. “Pero ha surgido algo que me ha tenido ocupado estos días. Leire se ha escapado de casa”.
¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo?
Preguntas y más preguntas invadieron rápidamente mi cabeza. Tantas que no era capaz de pronunciar ni una sola palabra. Bloqueada. Así que opté por quedarme en silencio, atenta a lo que Adrián me contaba.
“Nunca se ha llevado bien con sus padres. Siempre están discutiendo. Nunca había ido a más, pero el sábado, después de una nueva bronca, decidió fugarse. Cogió un autobús, me mandó un mensaje al móvil y vino a verme. Ella y yo, aunque ya no vivimos en la misma ciudad, seguimos en contacto por el Tuenti. Pasó la noche en mi casa, en mi habitación, sin que mis padres se enteraran. Hablamos mucho y finalmente la convencí para que volviera. Ella no quería pero accedió. Sin embargo, me engañó. Cuando ayer estaba en tu casa, me mandó un nuevo SMS en el que decía que no había vuelto y que estaba en mi cuarto llorando. Regresé con ella y estuvimos el resto del día juntos. Leire no tenía intención de irse a su casa. No sabía que hacer. Me rogaba para que la ocultara en mi dormitorio un par de días más, pero cuando esta mañana le subía algo de desayunar, mi madre la descubrió”.
Uff. Menuda historia. Estaba asombrada. Una chica, de mi edad, que se escapa de casa y se fuga en bus hasta la ciudad en la que vive su ex novio. ¡Cómo en una película! Yo no sería capaz. Pero había más. La parte más importante de todas y en las que yo estaba implicada.
“Cuando mi madre la pilló en mi dormitorio y después de contarle lo que sucedía, lo primero que hizo fue llamar a sus padres para tranquilizarlos. Ellos estaban muy preocupados e incluso habían ido a la policía para avisar de la desaparición de su hija. Leire habló con ellos por teléfono y llorando les pidió disculpas. Prometió regresar esta tarde pero les insistió en que la dejaran estar conmigo el resto de la mañana. Dijeron que sí y mis padres también me han dado permiso para no ir hoy a clase... Por eso, no he ido al instituto. Leire, además, tenía algo que decirme. Me ha contado que no se ha olvidado de mí. Que nunca ha dejado de quererme y desea que volvamos a ser novios. Que aunque no vivamos en la misma ciudad, podríamos pasar los fines de semana juntos y el resto del tiempo, seguir en contacto por el móvil y las redes sociales.”
Cada palabra que Adrián iba diciendo me hacía más daño. Finalmente, estaba en lo cierto. Su ex novia quería recuperarle. Y si lo pretendía seguro que lo lograba.
Seguimos andando, sin rumbo fijo. En silencio. Yo esperaba que continuara la historia, pero daba la impresión de que él estaba pensando como decirme las cosa sin hacerme más daño. Y prosiguió hablando:
“Tú me gustas. Ya lo sabes. Desde que te conocí me has gustado. Y no te puedes imaginar la de veces que pienso en ti a lo largo del día...”. Entonces se detuvo y me cogió de la mano. Me miró fijamente a los ojos y por primera vez noté inseguridad en su mirada. No sonreía, ni estaba serio. Su expresión era tan confusa como sus sentimientos. “Pero al ver de nuevo a Leire... y saber que es lo que siente, se han despertado dentro de mí sentimientos que pensaba que habían desaparecido completamente. Laura, estoy hecho un lío.”
¿Y yo? ¿Cómo estaba yo?
Mal. Mal, no: fatal. El chico del que me estaba enamorando, que me había arrebatado un trocito de mi corazón, me estaba diciendo que quizá su ex novia, que era mejor que yo, le seguía gustando.
¡Los tíos son todos iguales!
Me solté de su mano y sin decir nada, me puse a andar. Adrián, aceleró para colocarse a mi lado y uno junto al otro, caminamos hacia nuestras casas.
Aquel chico me estaba haciendo daño. Como el otro: Pablo. Los dos eran muy diferentes, pero ambos habían logrado el mismo resultado. Era lo que pensaba durante todo el trayecto. ¿Quién me mandaría a mí meterme en líos con chicos? ¿No había prometido en Navidades que pasaría de ellos? En el fondo, me lo tenía merecido. Por ingenua. Ya no es una cuestión de mala suerte, sino de que debo tener algo que hace que los tíos se fijen en otras cuando están conmigo. ¿Qué haré mal? No soy una modelo, pero tampoco estoy tan mal. ¿No?
Llegamos a mi casa. Y entonces ocurrió todo muy deprisa.
Adrián se puso delante de la puerta de entrada. Me preguntó que qué pensaba, que por qué no decía nada. Yo le pedí que por favor me dejara en paz. Si él tenía que pensar quien de las dos le gustaba más, yo también tenía que decidir si le volvía a hablar alguna vez.
Y cuando las cosas parecían que no podían ir peor entre nosotros, me besó. Sí, me besó. No sé si lo había planeado durante el camino, o le salió impulsivamente. Sentí sus labios presionando con fuerza los míos. Y sus manos aparecieron de repente en mi cintura.
¿Si me gustó?
¡Claro!
Tanto, que le puse mis codos en su pecho, lo empujé un poco hacia atrás, apartándolo, y con la palma de la mano derecha le solté una bofetada que hasta asustaría a cualquiera solo del sonido que hizo.
Jamás creo que olvide su cara en ese momento. Terror. Miedo. Pavor. Todos los estados mezclados en uno. Incluso, me sentí culpable. Pero no era tiempo ni de pedir disculpas, ni de rebajarse. Me despedí con un seco “adiós” y entré en mi casa.
Y así están las cosas.
Sé que lo he hecho mal. Pero también sé que tenía motivos para estar enfadada. No es justo que jueguen conmigo de esa forma. ¡No es nada justo!
A pesar de todo no estoy satisfecha de mis últimas actuaciones.
Le he pegado al chico que me gusta, que no sabe si le gusto yo o su ex novia, la chica perfecta y mi mejor amiga, Alicia, y yo estamos enfadadas porque se ha liado con mi ex novio, Pablo. Problemas y más problemas.
Creo que nada de esto tiene solución, aunque quien sabe que es lo que puede pasar mañana. Tal vez, como en las novelas, todo tenga un final feliz. Aunque lo dudo mucho.

¿Cómo terminará la historia?
¿A quién elegirá Adrián?
¿Arreglará Laura todos los líos en los que se ha metido?
Y Pablo y Alicia, ¿seguirán juntos?


EL DÉCIMO Y ÚLTIMO CAPÍTULO DE AMOR A LOS 14 LO SUBIRÉ ESTE JUEVES 26 DE MAYO A LOS 20.00.

miércoles, 18 de mayo de 2011

TODOS/NADIE TIENE LA RAZÓN

No me suelo meter en estas cosas, pero me apetecía hacer una reflexión en voz alta de algo que realmente me está preocupando.
Llevamos unos días con el país revolucionado. Unos meses quizá. Tal vez, unos años. La crisis es la culpable. Escucho hablar del sistema, de los políticos, de mil cosas, en las que todos nos creemos expertos y tenemos opinión fiabilísima.
España es un país crítico por excelencia. Nada nos vale, esté quien esté. Pase lo que pase siempre habrá algo que criticar, que decir, que valorar. ¿Esto es bueno porque indica que el pueblo no se conforma y se mueve o es malo porque nunca estamos de acuerdo con nada? Ni idea. Simplemente, veo una situación, en la que unos te dicen una cosa y otros otra. Pero realmente, cada persona, cada grupo, cada movimiento, mira sus intereses. Y, ¿quién lleva razón? Todos y ninguno.
Vosotros, la mayoría que me leeis, sois gente joven. No os dejéis llevar por nadie. Creed en vuestras ideas, en vuestra capacidad, en vuestra realidad. Investigad, mirad, comprobad. Nunca deis por bueno algo que no habéis visto y nunca creáis que lo que os dicen es la verdad absoluta de las cosas.
Ni medios de comunicación, ni representantes de gobierno, oposición, grupos alternativos, redes sociales, actores, escritores, movimientos de masa... nadie tiene la verdad de las cosas. Solo tú mismo. Tú eres quien debe averiguar la verdad y seguir el camino que tú creas.
Intentarán convencerte y podrás ser convencido. Pero siempre bajo tu deseo y tras saber qué y por qué has llegado a ese punto.

martes, 17 de mayo de 2011

ALMERÍA-GRANADA, COMIENZA LA GIRA CPP POR ANDALUCÍA

Tenía ganas de volver a viajar, de firmar, de hablar de los libros... y eso que solo hacía dos semanas que estuve en Logroño! Pero esta parte de la gira CPP comprende Andalucía y me seduce especialmente.
Almería y Granada han sido las primeras.
El viernes 13 de mayo, estaba en el aeropuerto tres horas antes de que saliera mi vuelo. ¿Motivos? Me tenía que ir solo a Granada y soy un desastre. Así, al menos, me aseguraba no perder el avión. Y no fue tan difícil. La T4 es enorme y presenta algún que otro problemilla de información. Pero entre unas cosas y otras, conseguí sacar mi tarjeta de embarque, comer, y acertar con el pasillo que me llevaba hasta la puerta correcta. ¡Bien! Soy torpe, pero no tanto. Por lo menos esta vez. La cosa no iba mal. Único inconveniente: 50 minutos de retraso en el despegue.
Llegué a Granada a las 18.00.
Taxi, hotel y para la feria del libro. No me tocaba firmar hasta el día siguiente, pero me apetecía mucho conocer a una persona que ha vivido paralelo a mí, o yo paralelo a él, durante este año y medio de Canciones para Paula: el gran escritor granadino Antonio Martín Morales compañero en Everest, autor de la saga, que recomiendo encarecidamente, “La Horda del diablo”. Antonio es un tipo increíble. Inteligente, locuaz, simpático, gracioso... y su mujer Zhined (creo que se escribe así), otro encanto de persona. Mientras él firmaba libros, yo hablaba con Nuria, Miguel (es el director comercial de Everest en Andalucía del que ya he hablado otras veces) y con Charly, el otro gran descubrimiento para mí en este viaje. Qué gran persona! Él es el comercial de Granada con el que me lo pasé fenomenal estos tres días. Me trató fenomenal y pasamos unos ratos buenísimos.
Cuando Antonio acabó, y tras paso breve por el hotel, nos marchamos los seis a cenar. Tapas granadinas y Coca Cola Ligth. Y luego... a bailar salsa!!! No os asustéis, yo no bailé nada. Si hay algo para lo que no he nacido es para bailar. Así que dejé paso a los profesionales. Cómo bailan Antonio y Zhined! Merengue, bachata, cumbia... todo. Me quedé con la boca abierta.
No nos fuimos muy tarde porque al día siguiente teníamos viaje a las 9.30.
Y así fue, después de un buen desayuno en el María Cristina, Nuria, Miguel, Charly y yo nos fuimos en coche hacia Almería. El trayecto fue divertidísimo y el de la vuelta aún más. Hablamos sobre todo de música. Y entre temas de el Boss y canciones de los ochenta se nos pasó volando las casi dos horas de camino.
La feria del libro de Almería, LILEC, es pequeña pero acogedora, en plena rambla.
Comencé haciendo un encuentro digital para lectores y luego la firma a las 13.00. Fue todo muy bien. Una hora sin parar de firmar y de hacerme fotos con todas las chic@s que vinieron y a la que doy las gracias. Fue bonito ver como en una ciudad donde todavía no habíamos estado, las seguidoras se vuelcan con CPP. Por allí pasó Canal Sur, el Ideal...
Luego, gran comida en un restaurante de la ciudad. Comí el típico tomate verde dulce de Almería, unas puntillitas (allí chipirones) y una lasagna de rape y verdura... increíble! Qué bien se come en España. En cualquier parte.
Y camino de vuelta en coche hacia Granada al ritmo de Siempre Así y Mártires del Compás, pese a las quejas de Charly, jaja.
La firma de Granada estuvo genial. No decepcionó. Estuvo a la altura y cumplió mis expectativas. Tenía muchas ganas de ir, ya que hacía tiempo que no iba y es de mis ciudades favoritas.
Primero estuvimos en el centro de exposiciones de CajaGranada, hablando del libro. Allí conocí a la embajadora de Granada, Marina. Ella es el ejemplo que la juventud es más de lo que muchas veces se dice. Una persona encantadora, humilde, muy lista y que lee todo lo que puede. Y solo tiene catorce años. Conoce a todos los autores y libros juveniles del momento. Y profesa por ellos una admiración extraordinaria. Ojalá volvamos a encontrarnos, porque nos caíste a todos fenomenal, Marina.
También estaba Tania, la segunda embajadora. Ella quedó segunda en las votaciones del concurso, pero como había obtenido tantos votos, compartió parte del evento con nosotros. Y se portó fenomenal, ayudándonos en todo. Ya la conocía porque ella es administradora del blog “our never land” e incluso habíamos hablado por teléfono para una entrevista. Gracias a ambas por todo.
En la firma conocí personalmente a Sofía Hinojo, una de las primeras chicas que apareció en este mundo CPP, allá en los tiempos del Fotolog, y a Carmen Heredia, sin duda, la chica que más veces me ha preguntado que cuándo iba a ir a Granada a firmar libros. Carmen eres una crack y tu padre igual!!! También a Natalia del blog “Arte-Literario”, a la que me hizo mucha ilusión encontrar (cuando vea a Vicky la saludaré de tu parte) A otras muchas seguidoras les puse cara por fin después de hablar con ellas a través de las redes sociales.
Tras una Coca Cola con las embajadoras, la prima de Marina, Charly y un matrimonio dueño de una librería en Granada, Nuria y yo nos fuimos al hotel muy cansados. Un bocadillo de jamón con tomate para cenar y tranquilamente, a dormir.
Al día siguiente, avión de regreso a Madrid a las 9.45.
Y así ha dado comienzo nuestra gira por Andalucía que la semana que viene continuará por Jaén, Córdoba y Sevilla.
Hay ganas!!

lunes, 16 de mayo de 2011

AMOR A LOS 14. CAPÍTULO 8

Hoy he escrito en un papel lo que siento. Dicen que una de las mejores maneras para desahogarte es soltándolo todo en una página en blanco. Y eso he hecho. He cogido una libreta, un bolígrafo de tinta azul y me he tumbado en la cama dispuesta a dejar libres cada uno de mis pensamientos. Ha resultado, ya que durante varios minutos no he dejado de escribir ni un instante. Uff. Lo necesitaba.
Para que nos vamos a engañar, no estoy bien. Nada bien. Y es que las cosas han cambiado mucho en tan solo un día.
Cuando me desperté esta mañana lo primero que hice fue mirar el móvil por si Adrián me había dejado algún mensaje o me había llamado. Nada. Ayer desapareció después de recibir aquel SMS y no volvió a dar señales de vida. Somos vecinos, ¿debería de haber ido a su casa a preguntar qué le había pasado? Quizá. Pero todavía no me había quedado muy claro que éramos y que derechos y obligaciones tenía con él. Así que me aguanté y me fui a la cama triste. Hasta me entraron ganas de llorar. Me gusta mucho ese chico y que se marchara así, sin dar explicaciones y no volviera a llamarme, me afectó de verdad. Observaba el móvil cada dos minutos deseando que sonara, que fuera él. Que sensación de angustia tan enorme. Me preguntaba qué estaría haciendo, por qué no se ponía en contacto conmigo. ¿No lo habíamos pasado bien juntos? ¿No me merecía algunas respuestas? Yo creía que sí. Aunque no fuéramos novios todavía. Aunque solo fuéramos compañeros de clase con los sentimientos confusos. Aunque fuéramos amigos y nada más. Pero después de lo que había ocurrido entre ambos durante el fin de semana, lo menos que me merecía era una llamada. Sin embargo, esta no se produjo.
Esta mañana, mientras me dirigía hacia el instituto, deseaba con todas mis ganas encontrármelo en el camino. Abrazarle, besarle. Cogerle de la mano y reírnos en silencio. No reprocharle nada, sino simplemente, seguir con lo nuestro. Nuestra historia. Soy tonta, lo sé. Pero mis intenciones eran esas. En cambio, ni rastro de Adrián. ¿Estaría ya en clase?
No. No estaba. Y tampoco asistió a la primera hora. Ni a la segunda. Ni apareció en la tercera. Ahora sí, empezaba a preocuparme de verdad. ¿Y si le había pasado algo serio? Estuve a punto de marcharme en el recreo, pero tampoco tenía demasiado sentido que lo hiciera. ¿Cómo iba a justificar mi falta de asistencia? Entonces, y aunque está prohibido usar los teléfonos en el recreo, decidí llamarle. Me escondí en el gimnasio después de asegurarme de que no había nadie. Y lo llamé. Dos, tres veces. Me estaba volviendo loca. Siempre la misma respuesta. El número al que estaba llamando estaba apagado o fuera de cobertura.
¡No me lo podía creer!
Adrián se había esfumado. Había desaparecido de la tierra.
Sentada en una montaña de colchonetas le daba vueltas a la cabeza. Intentaba buscar algo que se me hubiera pasado por alto. Era tal mi locura que hasta me planteé las posibilidades más surrealistas. ¿Lo habían abducido los extraterrestres? ¿Se había fugado de casa? ¿Y si Adrián realmente no existía y era todo fruto de mi imaginación?
No. ¡Todo aquello era imposible! Y yo me estaba volviendo loca de verdad.
Retrocedí en el tiempo y analicé la situación. Y la conclusión a la que llegué es que las dos veces que Adrián desapareció y se comportó de manera extraña fue tras recibir aquellos misteriosos mensajes en el móvil. Ahí estaba la clave. ¿Quién se los enviaría y qué dirían?
En esas reflexiones estaba cuando la puerta del gimnasio se abrió. Rápidamente, me levanté y me escondí detrás de la montaña de colchonetas. Lo único que me faltaba es que el profesor de educación física me pillara allí en la hora del recreo. Sin embargo, pronto me di cuenta de que no era una, sino dos personas las que entraron. Se reían y hablaban en voz baja. Y luego... ¿besos?
¿Aquello era lo que parecía? ¡Sí! ¡Una pareja se había metido en el gimnasio para enrollarse allí dentro!
Rezaba para que no vinieran a las colchonetas. Si algo lo deseas mucho... se supone que se cumple. O no. Porque la parejita no tuvo en cuenta mis súplicas y se dirigió exactamente hacia donde yo estaba. ¡Madre mía! ¡No quería presenciar nada de lo que no estaba invitada a presenciar! Me di la vuelta y me tumbé en el suelo para que no me vieran. Los chicos sin ningún tipo de pudor, se echaron en la colchoneta de arriba y comenzaron a besuquearse. Y yo al lado, tumbada y muerta de vergüenza. ¡Qué marrón tan grande!
¿Duraría mucho aquella fiesta? El timbre que anunciaba el final del recreo no tardaría en sonar.
Cerré los ojos y volví a rezar. En esta ocasión imploré para que solo hubiera besos. Que no pasaran a la siguiente fase, por favor. Mi vida estaría marcada para siempre por aquella pareja si decidían dar un paso más. Pero afortunadamente, el timbre sonó. ¡Salvada por la campana!
Los chicos se dieron los últimos besos y riendo se levantaron. Menos mal, fin a la pesadilla. Aunque en ese momento, que ya no había peligro, sentí curiosidad por saber de quienes se trataba. Muy despacio me fui incorporando y me asomé por uno de los costados de la montaña de colchonetas. Y entonces, me quedé blanca. Mira que eso es difícil, porque mis pómulos siembre están sonrosados. Menuda sorpresa...
El chico era nada más y nada menos que mi ex: Pablo. Se estaba peinando con las manos cuando lo vi. Sonreía y resoplaba jadeante. Y ella... ¿la chica del cine? No. No era Susana, la tía más buena de mi clase. Ojalá lo hubiera sido. Sin embargo, a quien descubrí metiendo la mano en el bolsillo trasero del vaquero de Pablo fue a Alicia.
Alicia y Pablo...
¿Cómo me podían hacer algo así? Mi mejor amiga y mi único ex novio. El chico que hasta hace dos días me hacía dudar si lo quería y la chica que sabía todo de mí, con la que había compartido tantas cosas en estos años.
Tardé en reaccionar. Hasta tal punto que perdí la siguiente clase. A lo de Adrián, había que sumar lo que acababa de ver. No comprendía nada. ¿Desde cuándo se liaban esos dos? ¿Era una venganza por lo del sábado? ¿Estaban saliendo o solo era un rollo ocasional?
Bah, Qué mas daba. Yo no tenía derecho a juzgarles. Aunque me hervía la sangre, no podía prohibirles que estuvieran juntos. Si se querían, era su problema. Sí, un gran problema, porque aquella relación no tenía ningún futuro. Sabiendo como es uno y como es la otra, no durarían nada.
La hora pasó. Mi estado de ánimo estaba por los suelos. No puedo negarlo. Pero debía volver a clase. Tal vez, Adrián estaría ya allí. Eso me daría ánimos. Y con ese mínimo de esperanza salí del gimnasio y regresé a mi aula.
Nueva desilusión. El chico del que me estaba enamorando seguía desaparecido. Su asiento estaba vacío. Alicia me miró desconcertada al verme. Como el profesor ya había entrado en clase, no pudimos hablar nada, pero con gestos, me preguntó que donde me había metido. No le respondí y giré la cara hacia otro lado. Estaba muy enfadada y también preocupada, así que permanecí toda la hora comiéndome la cabeza.
Adrián, Pablo y Alicia... todos se habían puesto en mi contra. ¡No era justo!
Quería gritar, explotar. Decirle a todos que no se rieran de mí. Yo no había hecho nada malo. Alguien tenía que pagar mi rabia. Y fue... mi amiga.
Alicia se acercó en el último intercambio de clase. Quiso saber donde me había metido en la hora que había faltado. No le respondí al principio, pero cuando me dijo que si me pasaba algo que no tenía buena cara... no me pude contener. Le solté todo lo que había visto en el gimnasio y le grité que si aquello era una especie de venganza. Hasta le insinué que ella se había convertido en el segundo plato de los chicos que yo no quería. Ella no respondió nada. Se marchó a su asiento en silencio y permaneció el resto de la clase mirando hacia ninguna parte.
Que mal me sentí. Me fui arrepintiendo de todo lo que le había dicho en cada minuto de la siguiente hora. ¿Cómo había podido hablarle de esa manera?
Y lo peor fue que no pude disculparme. Al sonar el timbre, mi amiga salió corriendo y no me dejó que me acercara. Había metido la pata una vez más. Y estaba vez era grave.
Pero la mañana y los sobresaltos no habían terminado.
En el camino de vuelta a casa, lo vi. Sí, era él. Estaba sentado en un banco del parque cercano a casa. ¡Adrián! ¡Por fin! Pero no estaba solo. Una chica muy guapa le acompañaba. Los dos estaban hablando, muy juntos. Como una pareja.
¿Qué hacía?
Ya no sabía que sentía. Estaba confusa, triste, cansada de todo y de todos... pero saqué fuerzas y me acerqué hasta ellos. Quería una explicación.
Suspiré, me subí la mochila y apreté los dientes.
Antes de llegar hasta ellos grité su nombre. ¡Adrián! Él me miró y ella también. La observé más de cerca. Era una chica preciosa, pero lo más curioso es que aunque no la había visto en mi vida, me resultaba algo familiar. Enseguida, supe el motivo.
Aquella chica se parecía a mí. Por tanto, no podía tratarse de otra que de Lidia, la ex del chico que me gustaba.

miércoles, 11 de mayo de 2011

AMOR A LOS 14. CAPÍTULO 7

¡Menudo domingo!
Creo que con mi vida podrían hacer una película o una novela juvenil. Y es que las casualidades no paran de sucederse. ¿Es cosa del destino? En este caso, creo que más bien ha sido cosa de mi madre.
Hoy me levanté bastante tarde. Tenía mucho sueño porque anoche me costó dormirme. Normal. Los besos con Adrián, la pillada a Pablo, el enfado de Alicia... todo pasó muy deprisa y de una forma inesperada. Demasiadas cosas en mi cabeza. Por mucho que le ordenaba a mi mente que descansara, ésta era incapaz de relajarse. Ni contando ovejitas, ni escuchando música tranquila... nada. Imposible. Me dormí cerca de las cuatro de la madrugada. Así que hasta las once y media no me he levantado.
Mientras desayunaba, mi madre me contó que ayer habló con Eva, la vecina. Sí, la madre de Adrián. ¿Mi suegra? Suena muy raro llamarla así. Soy muy joven para tener suegras. Sin embargo, si empiezo a salir con él, esa señora se convertirá en eso. ¿No? El caso es que las dos conversaron animadamente y decidieron que hoy comeríamos las familias juntas. ¡Día de paella en el jardín!
Por un momento, pensé en que esto podría parecer la típica comida familiar planeada entre los padres del novio y de la novia. Pero cuando Eva y mi madre hablaron ni siquiera nos habíamos besado. ¡Qué casualidad! Justo el día después de liarnos, ya tenía que comer con su familia. Raro, ¿no?
A decir verdad, tampoco era tan mala idea. Podría volver a estar con Adrián. Aunque no sabía exactamente como comportarme. Después de lo de ayer, ¿éramos novios? Lo estuve pensando el resto de la mañana. Y solo estaba segura de una cosa: fuéramos lo que fuéramos, mis padres y los suyos no podían enterarse de nada.
Cuando sonó el timbre de mi casa, me puse muy nerviosa. Mi madre me gritó que abriera y yo corrí hasta la puerta, no sin antes tropezar con una doblez de la alfombra y casi estrellarme de cabeza contra el suelo. ¡Qué torpe! Por esto, cuando abrí, estaba colorada, una vez más, como un tomate. ¡Con lo mona que me había puesto! Había sacado del armario un vestido precioso, blanco, que me llega por las rodillas. Tal vez, un poco fresco para la época del año en la que estamos. ¡Pero para gustar hay que sufrir!
Adrián estaba muy guapo. Vestido totalmente con ropa vaquera azul. Me sonrió al verme y me dio dos besos, el segundo de ellos un pelín más largo. Luego su madre y su padre, que me saludaron con mucha efusividad. Qué simpáticos. Mis padres llegaron enseguida y los besos y abrazos se prolongaron. Los seis salimos al jardín.
¿Por qué siempre son los hombres los que preparan la paella de los domingos? Es una ley no escrita que se cumple una vez tras otra. Así que mi padre, Adrián y Arturo, su padre, se pusieron manos a la obra. Mientras, mi madre, Eva y yo nos encargamos del resto de cosas. Y entonces comenzó el bombardeo de preguntas. Parecía un concurso. Mi futura suegra preguntaba y yo respondía. ¿Cómo me iba en clase? ¿Qué quería estudiar cuando fuera mayor? ¿Qué pensaba de esto o de aquello?... y la pregunta clave. Llegó tras una sonrisilla maligna: ¿no hay ningún chico que te guste?
Mi madre y yo nos miramos antes de contestar. ¿Qué le decía yo a esta buena mujer? ¡Y delante de mi madre!
Dudé, tartamudeé y mentí: no. No había ningún chico que me gustara.
Creo que nadie me creyó. Además, mis mejillas me delataban. Pero al menos, en esta ocasión, me libré. El interrogatorio terminó porque los hombres nos llamaron: la comida estaba lista.
Me senté junto a Adrián. Era lo que llevaba esperando desde que llegaron. Había planteado inventarme cualquier excusa para que subiera a mi habitación. Pero hubiera sido gastar un cartucho demasiado pronto. Así que me aguanté las ganas de estar a solas con él. Teníamos que hablar. Pero aún no era el momento adecuado.
Es muy extraño estar al lado de la persona que te gusta y hacer como si nada. Nos rozamos un par de veces con los brazos y nuestras manos coincidieron por casualidad en la cestita de mimbre del pan. Fue un momento muy especial. Aunque parezca poca cosa, el simple contacto con sus dedos, me puso nerviosa y me provocó escalofríos. En ese instante, me entraron unas ganas enormes de besarle. Y creo que a él también le pasó. Pero nos contuvimos.
En la mitad de la comida descubrimos un nuevo método de contacto: por debajo de la mesa, con los pies. Hicimos “piececitos” un rato, hasta que le di sin querer una patada a su padre. ¡Que vergüenza! ¿Alguna vez se me curará el ser tan torpe? Creo que sé la respuesta. Por mi culpa, se nos cortó el rollo, aunque Adrián se estuvo riendo un buen rato.
A pesar de que es un chico bastante callado, y en ocasiones, excesivamente prudente y tímido, cuando sonríe se le ilumina la cara. Y si serio es guapo, riendo, es... perfecto.
Mis ganas de besarle aumentaban cada minuto y entonces ya no lo soporté más. Le propuse subir a mi habitación para que escuchara una canción que había descubierto hacía poco. Le hablé entusiasmada del “Solamente tú” de Pablo Alborán. Él accedió a subir a mi cuarto, pero cuando estábamos poniéndonos de pie, mi madre nos dijo que esperáramos, que el postre estaba listo: una mousse de limón que llevaba toda la mañana preparando.
Uff. Qué mala pata.
Le dije que no me apetecía pero insistió tanto que no nos quedó más remedio que quedarnos. ¡Vaya fastidio! ¡Yo quería otro postre!
Nos volvimos a sentar y aguardamos pacientes nuestro momento.
Aunque la mousse de limón estaba riquísima, deseaba con todas mis fuerzas que nos dieran permiso para levantarnos. Miré a mi madre a los ojos cuando me tomé el último trocito de postre y ésta hizo un gesto con la mano condescendiente. ¡Nos podíamos ir!
Casi agarro a Adrián por la mano, pero me controlé. Retiré la silla de la mesa con cuidado, me puse de pie despacio y sin mirar hacia atrás entré en la casa. Supuse que él vendría detrás de mí. Y así fue. Oía sus pasos cercanos. Hasta que llegó a mi altura y los dos caminamos hacia mi habitación.
Y de nuevo me puse nerviosa. Iba a estar a solas en mi cuarto con el chico que me gustaba. ¡Madre mía!
Afortunadamente, durante la mañana, previendo que podría pasar lo que estaba pasando, arreglé mi dormitorio. Todo estaba bien guardado y recogido. Incluso, olía a vainilla, gracias a una vela perfumada que encendí después de desayunar. El ambiente era ideal, pero yo estaba temblando. Y más cuando Adrián se sentó en mi cama. Sonrió, como él suele hacerlo y me invitó con la mano a que me sentara junto a él. Me hice un poco la remolona, pero terminé a su lado.
Sonriente, me preguntó por esa canción de la que le hablé. No sabía a qué se refería hasta que caí en la cuenta. Me incorporé y busqué en mi portátil el tema de Pablo Alborán. Play.
El piano sonaba y yo regresé a la cama con él. Sus ojos me miraban con dulzura. Me moría por besarle. El corazón me latía a mil por hora. Traté de disimular mi ansiedad y mi nerviosismo. Él parecía muy tranquilo. Como si estuviese acostumbrado a situaciones de ese tipo. Tomó la iniciativa y me puso una mano en la rodilla. Luego, se inclinó despacio y me acarició el pelo. Lo tenía muy cerca. Su rostro ya se encontraba a solo unos cuantos centímetros del mío. ¿Quería él ese beso tanto como yo?
Lo intuía. Lo sentía. Y lo experimenté. Sí, lo quería. Y fue muy bonito. Sentir de nuevo sus labios en los míos. Increíble. Me dejé llevar por sus besos, olvidándome de todo. No me importaba que mis padres estuviesen abajo con los suyos. Ni que fuéramos o no fuéramos novios. Solo me preocupaba una cosa: su boca, que danzaba con la mía en un baile continuo y preciso. Volaron los nervios, los miedos, la incertidumbre. Tenerle ahí, conmigo, era todo lo que pretendía. Lo que buscaba y había encontrado. ¿Magia? Sí era algo así como magia. Un sueño del que no quería despertar... pero del que desperté.
Un sonido, que me resultaba familiar, irrumpió en nuestra intimidad. Adrián tenía un mensaje en el móvil. ¡Qué oportuno!
Esto hizo que se detuviera aunque intenté persuadirlo para que se olvidara de él. Estábamos tan bien. Sin embargo, no tuve éxito en mis súplicas. Se disculpó y sacó su teléfono de uno de los bolsillo del pantalón. Resoplé al verlo leer aquel SMS. Como ayer, su expresión cambió. Y como ayer, me comentó que tenía que irse.
¡No! ¿Por qué?
No me dio explicaciones. Un último beso en la mejilla y adiós. Observé indignada como abría la puerta de mi habitación y se marchaba. ¡Qué rabia!
Estaba realmente enfadada. ¿Qué era tan importante para dejarme allí tirada? Cuánto misterio. Y no me gustaba nada.
Me levanté de la cama refunfuñando, apagué la música y bajé al jardín. Mis padres y los suyos seguían riendo y hablando de todo un poco. Yo ya no tenía ganas de reír. Me senté con ellos y aguanté impaciente a que Adrián se dignara a darme un buen motivo por el que se había marchado. Pero por más que miré mi móvil y revisé el ordenador durante toda la tarde, no recibí ni una sola respuesta.
¿Dónde se había metido este chico?