Las consecuencias del beso que me dio Adrián fueron inmediatas. Alicia se acercó hasta mí y me preguntó que qué clase de amiga era. Me acusó de traidora y de muchas cosas más. No se podía creer que hubiera besado al chico que le gustaba justo el día en el que iba a declararse. Yo la miraba, pero no sabía que decirle. Intentaba explicarle que aquello no había sido cosa mía, pero solo me salían palabras sueltas y sin sentido. Tartamudeaba nerviosa. Empecé a notar como mis ojos volvían a humedecerse. ¡La presión del momento me estaba superando!
Adrián tampoco decía nada. Aguantaba como podía los constantes insultos de Pablo y observaba con cierta tristeza la bronca que mi amiga me estaba echando. Para él tampoco fue sencillo. Sin embargo, cuando más tensa estaba la situación, hizo algo que ninguno esperábamos. Cogió de un brazo a Alicia, la miró a los ojos fijamente y le confesó que a ella solo la quería como amiga. Lo sentía mucho, pero la que realmente le gustaba era yo. Fueron solo unos cuantos segundos pero se hicieron eternos. Cada palabra era una sentencia. Cuando el chico terminó de hablar, los cuatro nos quedamos en silencio. La gente caminaba a nuestro lado en el centro de la ciudad y nos observaba curiosa.
Pablo fue el primero en reaccionar. Dio una patada a una piedrecita que había en la acera, se dio la vuelta y se marchó silbando con las manos dentro de los bolsillos del pantalón. Le entendí un “tú te lo pierdes” y reconocí en su comportamiento al chico de las últimas semanas. Para él, todo aquello había sido un juego. No me quería, solo pretendía pasar un buen rato conmigo de vez en cuando. Y quizá si no lo hubiera pillado liándose con Susana en el cine, no me hubiera dado cuenta nunca. En ocasiones, las casualidades son las que marcan tu futuro. No sabes el motivo, ni por qué pasan, pero de buenas a primeras chocas con algo de improvisto y lo que en un minuto era de una manera al siguiente lo es de otra. Así de caprichoso es el destino. Y aunque me dolió verlo con la tía más buena de mi clase, más me hubiera dolido darle una oportunidad y enterarme luego de que, en realidad, no había cambiado.
Cuando mi ex novio se fue, Alicia se dirigió cabizbaja hasta un banco. Se sentó y se puso las manos en la barbilla. Pensativa. Me daba miedo sentarme con ella, pero Adrián me hizo un gesto cómplice y acudí con él a su lado. No nos miró. Balbuceaba frases ininteligibles en voz baja y movía de un lado para otro la cabeza. En ese instante, ¿que se suponía que debía hacer? ¿La abrazaba y le pedía perdón por lo que había hecho? ¿O me quedaba callada esperando que reaccionara?
Al verla así, comencé a arrepentirme un poco del beso a Adrián. Sí, había sido él quien se había lanzado, pero yo le seguí. No me aparté y también lo besé a él. Me gustó. Me gustó mucho que me besara de esa forma. Y me sentí bien. Arropada, protegida, incluso querida. Pero Alicia estaba tan mal...
Una vez más, fue Adrián el primero en actuar. Le insistió a mi amiga con dulzura que le mirase. Ella al final accedió sin ningún entusiasmo. Estaba muy seria. Pero él sonrió y le expuso sus verdaderos sentimientos. Me sorprendió su tranquilidad al hablar. Comenzó diciéndole que era una chica estupenda, un sueño para cualquiera, pero que él solo la veía como una gran amiga. Le dijo tantas cosas bonitas que casi me puse celosa. Yo callaba y escuchaba. Asentía con la cabeza a todo cuanto Adrián afirmaba de Alicia. Me seguía resultando difícil mirar a los ojos a mi amiga que resoplaba una y otra vez. Finalmente, los dos sonrieron por una broma que él le gastó. Y se fundieron en un abrazo. Luego Ali me abrazó a mí. Alcancé a ver lágrimas en su rostro. Me dio muchísima pena. Es muy duro que te rechacen. Yo lo sé bien. El desamor es una de las peores cosas que existen en la vida. Tú pones todo de tu parte y te entregas por otra persona. Tu corazón se descontrola y no puedes hacer nada por evitarlo. Pero si esa persona no siente lo mismo que tú, el mundo se te cae. Todo se derrumba. Es tal la sensación de angustia que apenas te deja respirar. Y se forman esos nudos tan famosos en la garganta y en el estómago.
Pobre Alicia.
Los tres nos pusimos de pie. Caminamos unos minutos por el centro en silencio. No había mucho más que decir. Aún era temprano para irnos a casa, pero mi amiga no tenía ganas de nada más. Aunque intenté convencerla de que se quedase, no quiso. Para ella la tarde y la ilusión habían terminado. Se despidió de nosotros y después de una sonrisa triste se marchó. Creo que una vez que sabía que no tenía nada que hacer con Adrián, prefería llorar y desahogarse sola en su habitación. Me sabía muy mal verla así y no acompañarla, pero en ese momento lo mejor para ella era que no la agobiara.
Y entonces, mientras se alejaba, caí en algo: ¡Estaba a solas con Adrián!
Sí, era algo obvio, pero no me había dado cuenta de lo que eso significaba. Me puse muy nerviosa. Me temblaban las piernas. ¡Y más cuando me cogió de la mano!
Todo era como una especie de sueño extraño. Caminaba cogida de la mano del chico que le gustaba a mi amiga, al que hacía pocos minutos había besado, después de ver a mi ex liándose con otra. ¿Seguro que no era un sueño?
No, no lo era. Y si lo era me desperté de golpe cuando Adrián me preguntó si me podía besar de nuevo. Estábamos al lado de una fuente en una plaza llena de gente, aunque lo que más se escuchaba era el sonido del agua cayendo con fuerza contra el fondo repleto de monedas. Yo, sin embargo, lo único que oía eran los latidos de mi corazón.
No sé si le llegué a responderle, pero no hizo falta. Quería que me besara y me besó. Las gotitas de agua que salpicaban de la fuente mojaban mi pelo y mi cara, pero eso no era lo que más escalofríos me provocó. Sus labios en mis labios, sus manos en mi cintura, su cuerpo tan cerca del mío... Uff.
En el beso, abrí los ojos un instante. Él mantenía los suyos cerrados. Es una sensación tan increíble ver al chico al que besas entregado a ti... Y me sentí feliz. Muy feliz. En ese momento, no pensaba en Alicia, ni en Pablo. En nadie. En nada. Solo disfrutaba de él. De ese chico tímido, atractivo, inteligente. El mismo que llevaba una semana casi sin hablarme, que me había comparado con su ex novia y que había despertado en mí un sentimiento que hasta entonces no había conseguido descifrar.
¿Estaba enamorada de él? Difícil pregunta con difícil respuesta. Lo estaba pensando mientras su boca y la mía continuaban unidas hasta que, de repente, uno de los chorros de la fuente se volvió loco y apuntó directamente hacia nosotros. Yo grité y salí corriendo, agarrando a Adrián de la mano. Pero ya era tarde. Estábamos empapados de agua.
Nos quitamos los abrigos, completamente mojados. Y pese al frío, nos reímos hablando de lo que acababa de pasar. Un nuevo beso. Éste más cortito. Y más sonrisas.
Me sentía como si fuese la protagonista de una película de estas romanticonas.
Sin embargo, algo sucedió que rompió la magia del momento.
Adrián metió la mano en uno de los bolsillos de su abrigo y cogió su móvil para comprobar que no se había mojado. Me dijo que tenía un mensaje. Lo abrió y su cara cambió completamente al leerlo. No me reveló de quien era, ni lo que ponía, pero me dijo que tenía que irse ya, que se había hecho muy tarde. Fue muy raro.
Como vivimos uno al lado del otro, me acompañó a casa. Aunque fuimos de la mano, estaba como ausente. No hablamos mucho y empecé a preocuparme. ¿Qué decía ese SMS para que aquel chico cambiara tanto?
No quería separarme de él. ¡Me daba miedo que al día siguiente las cosas no fueran de la misma manera! Pero no podía hacer nada. ¡Maldito mensaje!
En la puerta de mi casa, Adrián se serenó de nuevo y regresó el chico sensible y tranquilo de siempre. Me dijo que lo había pasado genial y que le gustaba. Que le gustaba muchísimo. Me puse muy colorada y esta vez fui yo la que se lanzó. Le rodeé el cuello con mis brazos y lo besé intensamente. Fueron unos segundos preciosos que me dejaron un gran sabor de boca.
Lo peor fue verlo alejarse hasta su casa. Me miró una última vez y se dio la vuelta para ya no girarse más. Entré en mi casa y cerré tras suspirar varias veces.
Ese ha sido mi sábado.
La luna sigue presidiendo la noche con toda su magnitud. Está preciosa. Y hay cientos estrellas que la escoltan.
No sé si estoy enamorada. Mis sentimientos ahora son muy fuertes, pero me da miedo sentir más. ¿Debo ser más precavida? ¿Estará enamorado de mí o solo le gusto un poco? Adrián no es como Pablo, pero tampoco sé si debo arriesgarme con él. ¿Y si me llevo otro palo? No quiero pasarlo mal por amor otra vez. No lo soportaría después de lo que mi ex me ha hecho.
Creo que por esta noche no le daré más vueltas a la cabeza, aunque sé que será muy difícil no pensar en todo lo que ha pasado hoy. Me costará dormir. Pero si lo consigo y sueño, espero encontrarme con Adrián y que me trate y que me bese como lo ha hecho en la realidad.
¿Se harán novios Laura y Adrián?
¿Cómo afectará lo que ha pasado entre ellos a la relación con Alicia?
¿Qué decía y quien le ha enviado el SMS al chico?
¿Se ha rendido Pablo definitivamente?
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encontré tu blog en Facebook, aun no he leido nada pero empezaré cuanto antes... quedé Fascinada con CPP! (:
ResponderEliminarSaludos desde México!
me encanta como escribes Blue :)
ResponderEliminarTienes la capacidad de escribir historias tan normales que le podrían ocurrir a cualquiera un día normal y corriente...
sin duda alguna te sigo! :)
un beso!
Madre mía B...
ResponderEliminarEs para matartee... ¡Qué tengo exameness!
y me pico leyendo... no es posible xD
Hola !
ResponderEliminarIncreible son tan poco sentido para lo que e leido... Me encanta de verdad, es algo alucinante y muy romantico.
Un saludo !
Soy Naiara la única riojana que no va a poder ir a verte y a la que más rabia le da, eso te lo puedo asegurar, te sigo, que también tengo un blog, y en cuanto pueda me leo todas las entradas, un besazo!!
ResponderEliminarMadre mía!!! Quién le ha enviado ese sms a Adrian?? :O Qué intriga!! Espero que no tarde en subir el próximo capítulo!!
ResponderEliminarBesos!! =)